Hospital Kinoko

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Wilbur aun sostenía al pelinegro detrás de su espalda mientras el otro se sujetaba por el cuello para evitar caerse. No era pesado, era pequeño y bueno no había la suficiente comida como para ganar mucho peso pero aun el cansancio estaba; la caminata fue larga.

Caminaba despacio, lento y con mucho cuidado de no llamar la atención de ninguna cosa viva. No iba a mentir , hasta el mismo no sabía si iba funcionar ser sigiloso, pero para su suerte llegaron a la puerta del gran hospital;todo lleno de regaderas y ni hablar de cuantos zombies .Quackity se estremeció al ver la cantidad de infectados que había en cada esquina.

— No creo que podamos quedarnos— susurraba al castaño con miedo.

— La cuidad kinoko, madre de infección del virus o al menos así le dicen— giró su cabeza para ver la reacción del otro. — El hospital debe estar cerca y podremos buscar analgésicos y nos iremos—

— ¿Estas seguro?— preguntó desconfiado Quackity. Wilbur empezó a caminar despacio hasta que topó con la supuesta entrada, estaba tan cerca.

— Solo hay que ser discretos —
Wilbur empujó la puerta estaba un poco atascada rezando que no llamara atención a los caminantes, pero no se abrio, empujó un poco más fuerte, lo que provocó un ruido que alarmó a los infectados. Quackity al darse cuenta de eso, se bajó de Wilbur para evitar que golpeara de nuevo y bueno para ver si abría mejor.

— No se abre — dijo un poco frustrado el castaño mientras no soltaba la manija. Mientras el pelinegro miraba alredor buscando alguna solución.

— Mira hay una parte rota de la puerta podemos entrar por ahi— dijo Quackity mientras se agachaba con cuidado de no apoyarse en su herida para gatear por el pedazo de la puerta rota.

— Es fácil para ti decirlo — dijo mientras se preguntaba como entrar por ese agujero tan pequeño. Si estaba viendo como el pelingro luchaba por entrar.

— Lo vas a tener que intentar por que esta bloqueada la puerta y no quieres quedarte con esas cosas— dijo en voz baja a través del otro lado de la puerta.

Wilbur se volteo para ver que tan malo era el paronama, definitivamente si lo era, se agachó tratando de entrar, pero a que costo, provocó que se rompiera un poco su gabardina, un pequeño precio que debía pagar para poder estar a lado de Quackity; para estar sano y a salvo de los zombies, claro.

— oh tu —

— Si no importa, la puedo coser después  — dijo miro donde estaba el daño y suspiro, tomó la mano de Quactiky y lideró el camino sin mirar atrás.

El lugar tenía una atmosfera fría y algo oscura para ser de día y a eso Wilbur no le importo mucho pues realmente quería encontrar medicamentos por Quactiky si no también para futuras ocasiones difíciles, como resfriados, dolor de cabeza, mareos entre otros.

Quactiky no le molestaba el contacto físico que le proporcionaba Wilbur, por lo cual no se oponía ante sus acciones. Mientras era guiado pensó que sería una buena desición entregarle el hacha al mayor.

— Creo que es mejor que la lleves tu Wil— dijo mientras le entraba el arma. Wilbur lo miró y asintió mientras seguía caminando de la mano.

De hecho fue una buena accion haberle pasado el arma. Había unos cuantos "caníbales" por el camino, nada que Wil y su hacha no pudieran controlar. Quackity solo tomaba distancia detrás de Wilbur. El lado positivo es que ya no se sentía tan inhumano matar uno de ellos.

Iban por recorriendo la salas de la parte izquierda del  hospital, en una sala que parecia ser de pediatría, el castaño cuando entro aquella sala notó la presencia de otra persona que no era parte de su duo.

Oh No, Él Es Un Zombie |QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora