Cenizas

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Las horas pasaban tan rápido, si bien su viaje había tardado unos cuantos días, Wilbur había llegado a su hogar en menos de un dia y medio. El mismo no tenía idea de como pudo lograr esa gran hazaña pero tampoco tenía tiempo para pensarlo, pues su atención estaba en como su preciada casa pequeña estaba destrozada, quemada; en cenizas, solo algunos palos rotos levantados gracias a la tierra que los sostenían.

Wilbur, su primer instinto fue gritar el nombre de su hija, grito tras grito. Se adentro entre las cenizas para remover los escombros y dejarse caer ante la angustia de perder a su niña ¿Por que a la gente que ama siempre las termina buscando entre escombros? Otra vez no supo del daño que se provocaba a sí mismo al tocar cosas puntiagudas o rotas de la madera, su vista se volvía borrosa por culpa de las lágrimas que amenazaban con salir.

— Wilbur— Escucho un grito. Levantó su mirada y se limpió las lagrimas y observó una mano salir de los escombros.

Inmediatamente encontró a Philza, ayudó a levantarlo ente los trozos de madera y notó que una herida sangraba al costado de su costilla de su padre, se había lastimado.

—¿Que paso?—preguntó alterado hacia el hombre herido, ayudándolo a estabilizarse— ¿Donde esta Talullah?¿Donde esta Chayanne?—

— Los niños— dijo con preocupación se toco la cabeza, recordando los eventos y recobrar el reconocimiento total.—Les dije que se escondieran y se alejarán— tosió entre sus palabras.—¡Chayanne!—gritó.

Una cabeza rubia se levanto entre el largo pasto, no muy lejos de donde estaba la cabaña.

—¡Pa!—gritó el hombrecillo mientras empujaba un gran pedazo de madera. Philza localizo al muchacho al segundo, el niño estaba con algunos rasguños junto unas cenizas espolvoreadas en su mascara de cráneo y la mitad de su cuerpo mojado junto a un cubo que tenía en su mano.

La creciente angustia de Wilbur iba elevándose al no ver que su pequeña no estaba al lado de Chayanne.

—¿Y Tallulah?— susurró con miedo, con preocupación y con una debil voz.

— ¡Papá! —contestó la muchacha detrás del río. Wilbur volteo hacia la dirección de la pequeña voz y pudo encontrarla, su pelo tenia cenizas al igual que en su cara, en su ropa también noto que en sus rodillas tenia algunos raspones.

—Tallulah mi niña— dijo Wilbur mientras corría de inmediato para abrazarla,cruzó el frío río no tomó importancia que su ropa se mojara. Se dejó caer de rodillas y extender sus manos para finalmente rodearla con sus brazos.—Tallulah, oh dios gracias que estas bien— Lullah correspondió el abrazo y enterró su cabeza en el pecho de su padre, ella también lo había extrañado.— No se que haría sin ti—

La menor estaba asustada como para responderle. Vió como su casa se había quemado y no estaba su padre para calmarla; se sintió tan desprotegida, aún así si estaba Philza y Chayanne cuidandola, no había comparación de un abrazo de tu padre para calmarte.

Wilbur tomó en brazos a Tallulah para cruzar el río y para volver a encontrarse con Philza,  dejó su hija en el suelo sin antes calmarla y decirle que todo estará bien.

—¿Que diablos paso?— preguntó con preocupación el castaño mientras se dirigía a su padre quien sólo tenía una mano en su frente frustrado.

—Dream, pensó que estarías aquí— dijo el mayor provocando que se tensara al castaño.— Chayanne y a Tallulah estaban en el cuarto dibujando cuando de repente escuchó que golpean la puerta, pensé que eras tu pero al abrir me tiraron al suelo y me apuntaron con un maldita pistola—

Chayanne recuerda eso, escuchó como alguien caía al suelo, eso despertó memorias de Tallulah sabía  exactamente que debía hacer, tomó la mano del rubio para que impedir que intentará defender a su padre adoptivo; la menor sabía que sería un caso perdido si lo intentará; Quackity fue muy claro que no intentará meterse en las peleas. Entonces lo llevó a esconderse debajo de la cama junto con ella.

Oh No, Él Es Un Zombie |QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora