Capítulo 1

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—¿Estás segura de ello? —Le pregunté a Wren por décima vez del otro lado de la línea.

—Sí, te estoy diciendo que es la dirección correcta —su voz resonó por todo el auto, pues estaba usando las manos libres del auto—. Solo, entrégale la carpeta a Askel y dile que vas de mi parte.

—Bien, ¿puedes decirme por qué estoy haciendo esto de nuevo? —le pregunté y ella chasqueó.

—Porque me quieres y soy tu mejor amiga y las amigas se ayudan entre sí. —Decidió explicar y no pude evitar rodar los ojos aun cuando no podía verme.

—Eres ridícula.

—Las dos sabemos que no.

—¿Y quién es este Askel que dices?

—Es mi jefe Alana, además... —hizo una pequeña pausa como si tuviera que pensar bien sus palabras—. Solo dale la carpeta, ¿Quieres?

—Lo haré.

—Perfecto —dijo en un tono de voz alegre—. Ah y una cosa más.

Se apresuró a agregar.

—¿Aún hay más?

—Solo un pequeño detalle.

—¿Qué detalle?

Suspiré al sentir que ya no había forma de negarse y tendría que hacer lo que me pidiera.

—¿Ya estás por llegar? —Preguntó antes de responder a mi pregunta, doble a la derecha, ya había llegado al lugar y estaba abarrotado por elegantes autos, todos demasiado lujosos a mi parecer que fue imposible no admirarlos.

—Estoy buscando estacionamiento.

Respondí mientras bajé la velocidad para buscar un lugar vacío entre los autos para estacionar el mío.

—Perfecto —exclamó más para sí misma, ya presentí que lo que fuera a decir no me iba a gustar—. La fiesta a la que te he pedido que asistas en mi lugar, no es cualquier fiesta.

—Ya veo, hay cientos de autos lujosos aquí —le conté al dar vuelta a la izquierda, seguía buscando estacionamiento.

—Bueno, es una fiesta de la realeza —hubo una pequeña pausa—. Se trata de un evento beneficioso, creo que hay un partido de polo.

Una risa seca salió de mí.

—¿Estás bromeando no? —Esperaba que dijera que sí, pero sabía que Wren tenía influencias importantes como organizadora de eventos y solía trabajar para la familia real como una de sus organizadoras reales si así se podía decirle y aunque yo estaba al tanto de ello y en ocasiones pasadas la había ayudado con su trabajo un poco, nunca me había mandado por mi cuenta, por lo general, solía traerle cosas que había olvidado como papeles, su tableta, carpetas, cosas simples.

—Wren...

—No me odies, ¿quieres? —suplicó un poco—. Eres la única amiga que tengo y bueno, confío en ti, además le he dicho a As que serás tú quien le entregue la carpeta...

—Cuando dices As, no te referirás al príncipe Askel ¿verdad?

Hubo un rotundo silencio del otro lado de la línea.

Maldición.

—¡Wren!

—Lo siento, Alana, es solo que no he tenido opción, estoy ayudando a la reina con los preparativos de este evento importante y aunque me gustaría estar allí, no puedo, solo tienes que buscar al príncipe y darle la carpeta, así de sencillo.

—Pues no me parece sencillo.

Espeté.

Wren llevaba años trabajando para la familia real como una de sus asistentes de eventos, amaba su trabajo y yo amaba que la hiciera feliz, a veces solía acompañarla a uno que otro evento cuando no involucraba nada muy pomposo, sin embargo, nunca en mí vida me había topado con un miembro de la realeza.

Dulce CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora