Askel regresó a casa tarde, yo estaba esperando por él, estaba preocupada de que algo malo hubiese pasado. Cuando llegó, nuestras miradas se encontraron y él esbozó una sonrisa.
Quise preguntarle qué había pasado, pero no sabía cómo decírselo, no me parecía que ser directa era la forma de preguntar, por suerte, él entendió mi preocupación y habló.
—Reece y yo hablamos un rato.
—¿Qué te dijo?
No me contuve más y pregunté rápidamente.
Hubo un largo silencio de su parte, algo había pasado entre ellos y Askel se debatía en sí decírmelo o no.
—Que no volverá a molestarte.
—¿Eso es todo? —Estaba segura de que había algo más, Reece no era la clase de persona que aceptaba una cosa sin recibir nada a cambio, o si la aceptaba, debía existir un motivo más grande. Askel estaba ocultando algo cuando asintió, seguro de sus palabras.
—Si, no te preocupes más por él o por la deuda que debía tu padre. No volverá a molestarte jamás.
Enarqué las cejas con sorpresa, no podía creer que las cosas habían sido así de fáciles con él.
—Estas ocultándome algo —dije metiéndome el cabello detrás de las orejas y después me crucé de brazos. Askel puso una mueca que me confirmó que tenía razón, si un paso hacia él y él hizo lo mismos. Me sostuvo la mirada.
—Cariño, solo importa que ya no va a molestarte.
Negué.
—Askel, lo conozco bien. Sé que Reece no es la clase de persona que acepta algo tan fácilmente, ¿qué fue lo que le ofreciste?
Mi voz era firme e insistente, con la mirada le rogué que me dijera la verdad, sin embargo, Askel se acercó más a mí y me acarició los brazos, el gesto y el roce de sus manos contra mi piel me hizo relajar los músculos, estaba muy tensa.
—Sé que no esa clase de persona y que solo piensa en él y su beneficio, pero ten por seguro que no volverá ni a lastimarte ni a molestarte. Reece se irá de este país, no le ha quedado de otra.
—¿Qué? —Murmuré con asombro y miré a sus ojos, su mirada era firme, no había duda en ella de lo que estaba diciendo, sin embargo, yo si estaba sorprendida—. Askel, ¿qué fue lo que sucedió entre ustedes?
—Aclaramos las cosas, o más bien, yo aclaré las cosas. Le pedí que dejara la corte real, también que dejara de molestarte a ti, a Konrad y a mí de una vez por todas, que ninguno de los dos volviéramos a pagar la deuda que le hemos estado debiendo, los dos sabemos que esa es una deuda sin fondo, Reece solamente quiere dinero y siempre consigue una forma de hacer que se lo den sin importar qué. Era aceptar mis términos o exiliarlo del país por fraude, él sabía que aquello último sería público, que acabaría con él y tal vez conmigo también, pero tenía que buscar una forma de hacer que nos dejara en paz.
—¿Y ya está? ¿Crees que le dio miedo?
Enarqué las cejas. Sabía que había algo más y él me lo estaba ocultando.
Askel se rascó la cabeza y la ladeó.
—Te lo contaré después, ¿sí? —Dijo seriamente—. Es solo que no puedo decírtelo ahora.
—¿Por qué no?
Pregunté y sentí que con la mirada me suplicaba que no insistiera más en el tema y confiara un poco en él, pero tenía miedo no de Askel sino de Reece, dudaba que nos dejaría en paz.
—Está bien.
***
Los días pasaron desde que Askel había hablado con Reece y las cosas parecían tranquilas, de alguna forma, sentí que de verdad Reece no nos molestaría y volvería a buscarnos, todo parecía ir perfecto, sin embargo, las visitas en el palacio parecían agobiar cada vez más al príncipe.
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Dulce Corona
RomanceCuando Alana conoce por primera vez al príncipe, ambos se encuentran en la peor circunstancia posible y ninguno parece agradarse, sin embargo, Askel necesita una prometida para que pueda cobrar la herencia que le ha dejado su abuelo y así deslindars...