Capítulo 17

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Me desperté desconcertada al no reconocer el lugar en dónde estaba exactamente, al principio pensé que se trataba de una pesadilla, sin embargo, era real, no estaba en mi departamento, ni mucho menos en mi habitación, en su lugar, estaba en el departamento de Askel y en una de sus habitaciones que ahora sería la mía después de que hubiera aceptado mudarme con él.

Me senté sobre la cama y me pasé las manos por la cara en un gesto exasperado.

¿Qué locura estaba cometiendo? Pensé, esto estaba muy lejos de mis limites, era más que una locura.

Salí de la cama minutos después, llevaba puestos unos shorts negros y una blusa de color gris, reí ante la pequeña idea de que mi pijama combinaba con la decoración de la habitación. Tan pronto como salgo de la habitación, una extraña sensación me recorre el cuerpo, ¿está de más decir que me siento fuera de lugar?

Todo aquí me resulta extraño tanto nuevo. Fui hacia el baño pensando en que realmente no había nadie allí, pero para mi sorpresa, me encontré con Askel envuelto solamente con una toalla en sus caderas, su cabello aún estaba mojado por la ducha que acababa de darse y había gotas en su cuerpo, me percaté de que llevaba crema de afeitar en el rostro.

─Uh, yo, uh ─no supe qué decir, quise cerrar la puerta en cuanto antes, pero fue imposible, Askel rio al momento en que me vio─. Lo siento.

Askel dejó el rastrillo en el lavamanos y dirigió toda su atención hacia mí, intenté mantener mi mirada en la suya o en su rostro, pero era demasiado difícil, su cuerpo era de admirarse. No era exageradamente musculoso, pero Askel definitivamente se ejercitaba.

Yo creía que los príncipes no hacían ejercicio. Al menos no demasiado, pero este sí que se mantenía en forma.

─Debí de ponerle llave a la puerta ─dijo para ambos. Apreté los labios con fuerza, era entendible que no estuviera impuesto a colocar llave en el baño si vivía solo.

─Está bien ─me vi diciendo y apreté los labios con fuerza en una mueca─. Debí tocar primero.

Y sí que debí de hacerlo, siempre llamaba a la puerta en casa, ¿por qué aquí no lo había hecho?

─Seguro que sí ─dijo en un tono qué no supe como tomarlo, después se alejó del lavabo para caminar hacia mí, mi cuerpo se tensó de tan solo pensar que estaba viniendo en mi dirección. Askel me miró de arriba abajo, tenía una mirada divertida─. ¿Quieres entrar?

Enarcó una ceja y yo negué.

─Esperaré a que termines.

─¿Segura? Podría demorarme... ─sugirió divertido─. No me molesta si te duchas mientras me termino de afeitar.

Me crucé de brazos y le di una sonrisa que hizo que el también sonriera.

─Sí, eso no va a pasar.

─Qué lástima nos ahorraríamos mucho tiempo los dos.

Dijo y apreté los labios con fuerza antes de salir de allí en dirección a mi cuarto. Me senté sobre la cama y me quedé allí un tiempo mirando a la puerta como si esta fuese a abrirse en cualquier momento.

Mi cabeza de nuevo pensó en Askel con la toalla envuelta en su cuerpo, su sonrisa y su cabello mojado. Era una imagen sexy para recrear en mi cabeza.

De inmediato me obligué a eliminar la sonrisa que se había formado en mis labios.

¿Por qué no era feo? Pensé, las cosas serían más fácil si el príncipe no fuera atractivo.

***

Después de que Askel saliera del baño, me apresuré a tomar una ducha. Me sentía aun avergonzada por habérmelo encontrado en la ducha y solo podía pensar en lo mucho que había cometido un error en aceptar vivir con él.

Dulce CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora