Sabía que era una mala idea aceptar vivir con Askel, pero después de hablarlo con Wren y Harry, pues Askel dijo que Harry era un hombre de confianza y si alguien iba a ayudarnos con esta farsa serían él y mi hermana, debíamos tenerlos al tanto de la situación por lo que los cuatro nos habíamos reunido una hora antes en mi departamento.
Wren no lucía cien por ciento convencida de la idea de irme a vivir con el príncipe, pero tampoco puso objeción cuando él explicó que debíamos seguir con la farsa, asegurando que la reina podría castigarnos a todos. Yo solo esperaba que al decir la palabra "castigo" no se refiriera a uno de esos castigos de la era medieval.
Quizás yo era la exagerada.
─Wow.
Dije mientras entraba al departamento de Askel, todo el lugar me parecía para nada formal. Los muebles y decorativos eran bastante modernos, además, no vivía en un palacio o un palacio pequeño como había imaginado. Askel vivía en un departamento a las afueras de la ciudad en una de las residencias privadas para gente adinerada.
Un departamento que yo no podría costear por mi cuenta, claro.
─¿Impresionada? ─Preguntó mientras cerraba la puerta detrás de él y yo me animaba a caminar por el lugar.
─Tal vez un poco.
─Bueno, no hay nada de especial aquí ─comentó con intención de restarle importancia. Me giré a verlo.
─Creí que vivirías en un palacio, tal vez uno más chiquito.
Admití y él soltó una risita vaga.
─¿Es porque soy un príncipe?
Me ruboricé.
De pronto sentí que lo estaba etiquetando y me sentí mal por ello.
─Por mucho que me apena admitirlo, sí.
Askel rio de nuevo.
─Pues no lo hago, me gustan las cosas más sencillas ─contempló el lugar. Quizás su departamento no era sencillo para mí, lo encontraba un poco ostentoso, aunque a la vez informal, quiero decir que no parecía la residencia de un príncipe, aquí no había ningún indicio de él como miembro de la realeza a diferencia del palacio, más bien el lugar parecía ser de algún empresario que tal vez era millonario, como en esos libros donde el jefe gruñón vive en lo que sería un pent-house, solo que este no era un pent-house, en realidad vivía en el tercer piso del edificio.
─Si tu lo dices ─dije sin saber qué agregar, no tenía muchos comentarios sobre el lugar.
─Ven, te mostraré tu habitación ─dijo en el instante que comenzó a moverse por su departamento y llevar mi maleta consigo, solo había bastado con una maleta grande y una pequeña que estaba cargando yo como bolso para traer todas mis pertenencias.
Tampoco era como que dejaría mi casa vacía.
─¿Tendré una habitación para mí sola? ─Pregunté y Askel se volteó a verme.
─Claro, aunque siempre esta la posibilidad de compartir cama.
Bromeó de una manera que lo hizo sonar coqueto y sentí que me ruborizaba.
Ya podía ver que esos comentarios salían demasiado naturales de él.
Terminé rodando los ojos.
─Eso nunca va a suceder.
─Yo no diría que nunca.
─No puedes estar seguro de ello.
─Tampoco tú.
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Dulce Corona
RomanceCuando Alana conoce por primera vez al príncipe, ambos se encuentran en la peor circunstancia posible y ninguno parece agradarse, sin embargo, Askel necesita una prometida para que pueda cobrar la herencia que le ha dejado su abuelo y así deslindars...