Capítulo 41

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Esperé a que Askel llegara a casa para poder hablar sobre el tema, me costaba creer que lo que había escuchado y había leído era cierto porque no me imaginaba a Konrad renunciando al trono de la noche a la mañana y aun así lo había hecho.

Para alrededor de las once de la noche, escuché la puerta del departamento abrirse y salí de mi cama para ir a ver sí Askel había llegado, tenía un rostro bastante serio y afligido al mismo tiempo, compartió una mirada conmigo.

─Hola.

Fui la primera en hablar, Askel no dijo nada mientras se quitó el saco de vestir que llevaba puesto, era de color caqui, colocó el saco sobre el sofá y después procedió a arremangarse las mangas de la camisa blanca que llevaba debajo de este. Me quedé en una esquina mirando cada uno de sus movimientos, Askel tomó asiento en el sofá y apoyó sus codos sobre sus muslos al soltar un suspiro pesado, después se pasó las manos por la cabeza en un gesto exasperado.

No dije nada, pero me acerqué con delicadeza hacia él y tomé asiento a su lado, definitivamente estaba pasando un mal rato, me quedaba claro.

Mi boca se abrió y cerró un segundo después no sabiendo qué decir.

─Yo... ─intenté hablar, pero no estaba segura de lo que quería decirle, en realidad deseaba hacerle preguntas, pero tampoco quería incomodarlo o hacerlo pasar un mal rato con ello. Terminé apretando los labios con fuerza y un suspiró nuevo salió de él.

─Mi vida acaba de cambiar por completo después de lo de hoy, Konrad sí que nos sorprendió a todos.

Por fin habló y sentí un poco de alivio que él hablara.

─¿Qué sucedió? Estaba en el trabajo cuando me enteré de la noticia y el discurso que dio.

─Sinceramente no sé mucho al respecto, solo lo que ha revelado. Dios, ni siquiera tenía idea de que su plan era renunciar al trono, ha sido demasiado drástico, inesperado. ─Tragó con fuerza mientras hablaba, sus manos se volvieron puños, estaba intentando controlar sus emociones.

─¿De verdad ha renunciado?

Deseé que me lo confirmase, aun no podía creerlo y me pareció que Askel tampoco, lucía incrédulo al respecto.

─Al parecer, sí ─dijo casi en un susurro─. Las cosas entre los dos se han complicado, me he peleado con él en el palacio después de que terminara el discurso y ahora los dos...

Un bufido lleno de enfado salió de él.

─Askel... ─murmuré y me acerqué más a él, coloqué mi mano sobre la suya, la cual reposaba en sus piernas, Askel volteó a verme y ahora que estaba más cerca de él, noté el ligero morete que tenía junto a su ojo izquierdo confirmando que había tenido una pelea─. Dios, ¿qué te pasó?

Pregunté con sorpresa y levanté la mano para tocar donde se había lastimado. Un gruñido salió de su parte al tocarle.

Retiré mi mano a prisa, no deseando causarle daño. Askel cerró los ojos con fuerza, su mandíbula se contrajo al apretar los dientes.

─¿Quieres contármelo?

Pregunté enarcando una ceja, de nuevo, tragó la saliva que se había acumulado en su boca.

─Ese es el problema, no tengo la menor idea de por qué lo hizo, ni quiso decírmelo, pero al parecer mi padre estaba al tanto de ello, los dos lo sabían. Era un acuerdo.

Explicó con rencor.

─¿Qué hay de la reina? ¿También lo sabía?

Negó una y otra vez, se rascó la cabeza.

Dulce CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora