Capítulo 30

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Desperté temprano a la mañana siguiente, al salir de la habitación me di cuenta de que Askel no se encontraba en el departamento por lo que imaginé que debió de irse temprano, quizás tenía trabajo.

Aproveché mi mañana para ducharme y comenzar a arreglarme para ir a trabajar y llegar temprano.

—Buenos días —saludé a Nori, quien estaba tras el mostrador.

—Buenos días, Alana —dijo de vuelta sin despegar la vista de los papeles que estaba organizando.

—¿Necesitas ayuda? —Pregunté y ella soltó un suspiro pesado.

—Seguro que sí, estoy comenzando a estresarme con estos papeles. Tienen que estar listos en dos días.

Sonreí.

—Lo estarán, y ya verás que todo saldrá bien ¿sí? —me acerqué hacia el mostrador y recargué mis manos allí—. Nos hemos esforzado mucho para esto y hemos hecho un buen trabajo, todo estará bien.

Morí sonrió ante las palabras y alzó la vista hacia mí.

—Me alegro de que te hayas integrado, eres una excelente chica.

Me empujé el cabello hacia atrás en un aire vanidoso.

—Seguro que no puedes encontrar un mejor reemplazo.

Se rio.

—Por cierto, ¿el príncipe te ha dicho algo?

Fruncí el ceño.

—¿De qué?

Pregunté y ella lució dudosa por unos segundos, aun así, habló.

—Si estará presente o no —se encogió de hombros—. Tengo entendido que el príncipe Alondras estará aquí también y seguro que tendrá que llevarse todo el crédito, después de todo es nuestro siguiente rey.

Dijo y no sonó muy contenta de ello. La idea no me agrado mucho que digamos, Askel era quien había estado aquí anteriormente y los había ayudado con algunas cosas, sonaba injusto que él no se presentara te sea su hermano quien se llevara todo el crédito.

—¿Askel ha dicho algo al respecto? —Pregunté y Nori negó.

—No, es por eso que te pregunto —explicó—. Askel suele ser muy reservado con sus cosas, pero darle todo el crédito a su hermano cuando ha sido él quien ha estado participando no es justo. Yo estaría furiosa en su lugar.

Y también yo, pensé. Ya había conocido a Konrad y no me había llevado una bonita impresión de él, además de que Askel y Konrad parecían tener una relación no muy amigable a pesar de que Askel lo había ayudado aquel día en el que tuvimos que ir a buscarlo en aquel bar.

—No me ha dicho nada aún —negué—. ¿Cómo es que sabes de ello?

Nori puso una mueca en los labios.

—Está mañana vino una asistente y me dijo que Konrad asistiría a la apertura y leería quizás para los niños o daría unas palabras.

—¿De casualidad fue Wren? —Pregunté refiriéndome a mi hermana y ella negó.

—Fue una mujer más grande, parecía estar en sus treinta y tantos. Me parece que era más la asistente de los reyes.

Sabía que en el palacio había más asistentes además de Wren, pero no tenía ni idea de quién podría ser.

—Quizás Askel también asista, después de todo él también ha estado ayudando.

—Y mucho más que Konrad —aseguró Nori—. Sé que el muchacho es parte de la familia real pero no me agrada mucho y como futuro rey.... —hizo una pequeña pausa y no se molestó en ocultar su mueca.

Dulce CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora