Capítulo 10

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Casi estuve tentada de decirle a Nori que no podía presentarme a ayudarles con el trabajo hoy, todo porque tenía miedo de volver a encontrarme con Askel, pero tampoco podía sacar aquella propuesta de la cabeza, por más que le siguiera dando vueltas al asunto, no comprendía el motivo exacto por lo que necesitaba comprometerse, además, era una idea loca, ni siquiera me conocía lo suficiente como para hacerme aquella propuesta.

De seguro era un tipo raro o simplemente había perdido la cabeza.

Si lo veíamos de una manera física y superficial, cualquiera diría que Askel era una persona sensata, pero yo ya estaba dudando de ello.

Pasaron un par de horas en las que conseguí concentrarme bien en el trabajo y todo parecía ir bajo control, sin embargo, Askel se presentó tiempo más tarde y por mucho que había deseado evitarlo, el hombre vino a buscarme.

─Hola ─me saludó de manera casual, le di un asentimiento de cabeza a modo de saludo. Iba a plantearme como una persona muda, no iba a dirigirle la palabra si eso era posible─. ¿Cómo estás?

Me complicó las cosas con aquella pregunta, ¿sería descortés de mi parte ignorarle y no responderle?

Me rendí.

─Estoy bien, gracias ─preferí ser cortante, Askel asintió y se quedó viéndome organizar los papeles por unos segundos, de verdad deseé que no se hubiera aparecido en todo el día, mucho menos en estos momentos en los que yo me encontraba algo irritada con el abundante trabajo que tenía frente a mí.

Ya había organizado los papeles y de algún modo conseguía hacer que salieran otros y, como la documentación debía estar organizada por orden alfabético, tenía que volver a empezar.

─Pareces ocupada.

─Es porque lo estoy ─me apresuré a decir ante su comentario.

─Ya veo ─hubo un breve silencio─. ¿Te ayudo?

Me preguntó elevando una ceja, una mueca se dibujó en mis labios y antes de que pudiera contradecirle, se colocó a mi lado dispuesto a ayudarme que no me quedó de otra más que dejarlo.

─Debes organizarlos por orden alfabético ─le expliqué y él asintió, tenía el ceño fruncido, como si no estuviera muy familiarizado con el papeleo─. Dime, ¿alguna vez has realizado algo similar?

Un suspiró se le escapó.

─Admito que no del todo, siempre hay alguien que lo hace por mí para ser exactos.

Ya me lo imaginaba.

─Puedo hacerlo sola si te....

─No, no ─se apresuró a decirme, sus ojos hicieron contacto con los míos─. Quiero ayudar, estoy bien con esto. Puedo hacerlo.

Aseguró, intenté ocultar la media sonrisa que amenazaba con salir en mi boca, ya veía que era determinado.

Por unos minutos, los dos nos vimos trabajando uno al lado del otro en silencio, sin embargo, Askel decidió romperlo.

─¿Puedo preguntar algo?

─¿Qué cosa?

Elevé las cejas.

─¿Has pensando en mi propuesta?

—No —mentí, claro que había pensado en ella, era una mala idea.

—¿Segura?

Insistió en el tema y volteé a verle.

—Es una mala idea, estás loco.

Bufó.

—Deberías considerarlo.

—¿Se lo has propuesto a alguien más?

Dulce CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora