Capítulo 24

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─¿Te dijo a dónde teníamos que ir? ─Le pregunté mientras Askel conducía en la fría noche, él estaba concentrado a la autopista mientras que yo no podía dejar de mirar a mi alrededor sin hacer preguntas.

¿Realmente necesitaba que fuera con él?

─No hace falta ─respondió segundos más tarde─. Sé muy bien en dónde está.

No quise hacer más preguntas porque no lucía contento, parecía que de pronto su humor se había espumado y solo trataba de conducir y llegar hacia donde su hermano. Intenté seguir prestándole atención a la carretera con intención de tener idea de hacia dónde nos dirigíamos, pero estábamos muy lejos de la ciudad.

Cuando por fin llegamos, reconocí un club nocturno. Askel se quitó el cinturón de seguridad y abrió la puerta de su auto, hice lo mismo y él se dirigió a mí en vez de ir a la puerta, a pesar de que ya era de noche, sentí su mirada oscurecerse.

─No te despegues de mí, ¿sí? ─Sentí que fue más una orden que un simple comentario, asentí, pero Askel no se movió, se quedó frente a mí mirándome.

─¿Qué? ─Solté sin entender porque no se movía, ¿es que tenía algo en mi rostro que llamaba la atención? Me puse nerviosa cuando dio un paso al frente, acortando la distancia entre los dos.

─Promételo, Alana.

─Oye, ¿no crees que es un poco exagerado? ─Pregunté y mi comentario no fue de su agrado.

─No lo es ─aseguró dándome una mirada tan seria que pudo tensarme─. No te despegues de mi lado.

─Está bien ─levanté las manos al aire, sentí que su actitud estaba siendo un tanto exagerada pero no se lo dije.

Askel de pronto entrelazó su mano con la mía, el gesto me tomó desprevenida, su agarré era firme lo que me indicaba que no estaba dispuesto a soltarme. Al entrar al club, la música alta golpeó mis oídos, pero me adapté a ella tan rápido como pude, sentí que Askel apretó mi mano con fuerza mientras los dos nos abríamos paso entre la multitud.

Sí que el lugar estaba lleno y la mayoría de las personas bailando parecían estar absortos en su mundo, olía a alcohol y supuse que muchos no solo debían de estar borrachos sino drogados, en lugares como ese era fácil conseguir alguna droga y perderse en el momento.

No podía creer que el príncipe heredero estuviera en un lugar como este, ¿qué hacía allí realmente? Sabía que era joven pero no me parecía que era su estilo, aunque no podía juzgarlo, capaz el club si era su tipo de diversión, después de todo, en internet había demasiadas noticias sobre él y su vida fiestera.

Alguien me empujó y un gruñido salió de mí al sentir el pequeño impacto del cuerpo de otro chocando de nuevo.

─¡Oye, ten más cuidado! ─Le grité tan alto como pude, pero sentí que no me escuchó del todo y apreté los labios con fuerza.

De nuevo, fui empujada por otra persona y sentí que Askel intentó apretar mi mano, pero las personas estaban muy efusivas bailando, centradas solamente en lo suyo que no les importó separarnos, porque solté la mano de Askel.

Molesta, seguí caminando en la dirección en la que creí que Askel se había ido, pero no tuve éxito encontrándolo, terminé perdiéndolo de vista y entre la multitud de personas. Me tomó algo de tiempo alejarme de lo que era una pista de baile improvisada y conseguí llegar a una sección donde había sofás y las personas que estaban en ellos, estaban literalmente devorándose las bocas a besos y manoseándose, la escena me hizo arrugar la nariz con disgusto y seguí de largo hasta que sentí que alguien intentó tomarme de la mano.

Dulce CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora