Narrador Omnisciente
Oymyakon, Rusia
La nieve espesa cubre el suelo de una fortificación gélida, aunque el frio que sienten quienes están en ese lugar no se debe a la temperatura característica de este pueblo ruso, más bien por la frialdad que emana de un hombre, que a diferencia de los efluvios glaciales que salen de sus poros, su cuerpo se encuentra caliente como si llevara el volcán del centro de la tierra en su pecho.
— моя магма —dice en un apodo extravagante hacia su mujer agarrándose fuerte un pectoral por el movimiento brusco que remueve en su corazón.
«Mi magma»
Un ardor punzante en forma de impaciencia agrede su mente prodigiosa, la cual se compacta tras permanecer fragmentada en tres dimensiones de las que se ha beneficiado, obligando a su dueño a arrastrar su mirada revestida de una claridad grisácea a la destrucción que rodea el rascacielos de una altura nunca antes conocida, debido a que fue diseñado para transformarse en el cerebro de su tierra con el propósito de darle descanso al que tiene en su cabeza.
A pesar que con agilidad especulativa arranca de su mente las raíces de las deliberaciones que acarician los juicios de su conciencia maligna, en un inexistente arrepentimiento acerca de todo lo que ha sucedido, debido a que sus capacidades analíticas las tiene aferradas a todas sus percepciones para evitar que los sentimientos arruinen lo que está obteniendo como lo hicieron en un pasado del que ahora, aunque le cueste aceptarlo, se arrepiente de haberlo construido en un desbordamiento de privilegios hacia todos los que vivían en su entorno.
La contemplación de las ruinas que efectuó recrean frente a sus ojos sugestivos una proyección de los monumentos que creará sobre ellas porque es un ser que le gusta destruir, pero sobre todas las cosas es un ejemplar viviente de un ser que necesita de la nada para poder crear su propio todo.
Los recuerdos construidos con sus debilidades más grandes los aleja atendiendo las ideas que brotan de lo más profundo de su creatividad innata, en una idealización de museos mundiales que contaran la historia que destruyó, como los que atesoraran la nueva historia que relataran los que sobrevivan a la que quiere empezar a construir cuando...
—Mi endemoniada —gruñe en ruso emocionado por la extrañeza que le causa ese apodo que tenía mucho tiempo sin pronunciar, aunque ahora tiene suficientes razones para decirlo, ya que no puede soslayar los recuerdos que le confirman el ser diabólico que ella siempre ha sido.
El hormigueo que percibe en todo su torso por la tinta que cubría su piel incrementa su plenitud porque se satisface del momento cumbre de sus vidas en tanto que mira el reloj, el cual configurado a una zona horaria distinta a su ubicación le indica que una pluma mágica empezó a ser usada por su dueña para transcribir en la tierra lo que él escribió en el cielo.
Mueve su mirada hacia los miradores de la torre de observación, los cuales le permiten ejercitar sus capacidades mentales en tanto que capta los impulsos nerviosos que entran por sus ojos aportándole paradigmas de las decisiones que debe tomar cuando su tiempo se agote.
Se satisface de todos los arquetipos que impresionan sus engreimientos, ya que sus proyecciones misteriosas ocultaron su existencia soberana hasta este momento en el que se eleva en medio de los desastres logrados justamente como los tenía previstos.
Detiene su vista en un ventanal blindado en tanto que entrelaza sus manos en su espalda porque, aunque quiere obligarse en no pensar en su mujer y su hija, lleva clavado en lo más profundo de su ser sus vidas ligadas a la suya.
Es imposible para él no pensarlas después de largos cinco años; doloroso periodo de tiempo para las presunciones que le nacen como hombre, esposo y padre cuando se trata de ellas, la nebulosidad creada para sus protecciones empieza a desvanecerse en una luminosidad perturbadora por todas las astucias mezcladas con audacias que crearon los tres para llegar hasta este instante encubiertos en los disfraces más atormentados que han podido vestir.
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ESTUPOR
ActionLibro 3. Sensaciones que matan. Quemados en un éxtasis por el vicio que se tomaron en medio de las sensaciones que queman del placer y heridos en una euforia de emociones que los hizo pedazos por las sensaciones que hieren del amor ahora los caídos...