Eleora
Las mentiras ayudan muchas veces para condenar, pero otras tantas sirven para salvar, son esas últimas las que he usado para salvar a mi hija así tenga que condenar a su padre porque el peso de las mías estoy segura que serán más grande que el peso de las suyas.
Siempre he dicho que soy buena trabajando por improvisación, pero trabajando con premeditación soy la mejor, por ello, improviso mentiras sobre una premeditación verdadera que pronto me pondrá en dónde he luchado silenciosamente para estar.
—Bellatrix— susurro cuando responde revisando la lista de los nombres en orden alfabético—. Necesito hablar algo en privado contigo, ¿puedes alejarte de los demás, por favor?
—Ahora mismo, Eleora— me dice y puedo escuchar como arrastra las sandalias, que me hace suspirar porque fingir que no me incómoda su parecido con su padre hasta en sus manías me está matando cuando lo veo a él siempre en ella.
—Levanta los pies, cariño— la corrijo leyendo los nombres astronómicos de todos los bienes.
—Mamá — me dice cambiando la llamada a video—, estoy preocupada por Khaled, no aparece desde que llegamos aquí y ya me estoy empezando a preocupar porque me caía muy bien.
—No te preocupes que de eso me estoy encargando yo, pero quería preguntarte algo — digo porque es momento de que mi hija empiece a entender lo que ocurre en su entorno.
—Dime, Eleora.
—¿Dónde dejaste el celular que había en tu caballo de felpa? — cuestiono porque ese aparato es algo que no puede estar en manos de cualquiera.
—Cuando fueron por Fabrizio y por mi... Ay mami, Fabri — me dice haciendo un puchero por recordar al italiano.
Que me diga mami me saca una sonrisa, mueve sus cejas por darse cuenta del efecto de ese diminutivo en mí y arreglo mi postura moviendo mi vista hacia la tableta por no encontrar lo que necesito en la lista de negocios.
—Ya nos vamos a ocupar de encontrarlo, pero ahora responde, Bellatrix, ¿dónde está el celular?
—Cuando mi hermano Ismaele fue por nosotros a la isla lo puse en mi cabello y luego se lo entregué a Ivan porque confíe en él para que lo guardara— me dice preocupándome.
Que le diga hermano al doctor me recuerda nuestras últimas conversaciones cuando lo mandé a Mallorca junto a mi madre, espero que todo esté pasando como lo planeado y que lo único que nos quede sea que entre ellos su relación pueda mejorar.
—Trata de que Ivan te lo devuelva, prefiero hablar contigo por ese celular que por este y quiero que lo mantengas siempre contigo sin importar a dónde vayas— digo leyendo la lista.
—Ese no me gusta porque no tiene una pantalla como este, está como tú— me dice molestándome.
—No sigas bromeando con eso o me interno en un asilo para que me vayas a visitar a darme papillas porque los dientes se me cayeron, ¿quieres decirles a tus amigos que tu madre con treinta y dos años ya está en un asilo y no puede alimentarse sola?
—Que es broma para sonrías más, la amargura pone a la gente vieja.
—¿Quién te dijo eso?
—La abuela Agnes — me dice seria porque sus dientes empezaran a salir dentro de uno o dos años porque cayeron muy pronto de su encía—. Me dijo que a Amira hace poco fue que se le empezó a ver su barriga cuando ya tiene siete meses.
—Cada embarazo es diferente, pero hablamos sobre eso más tarde.
—Fabri se está perdiendo el crecimiento de su hijo Baruc en el vientre de su mujer, mamá.
ESTÁS LEYENDO
ESTUPOR
AçãoLibro 3. Sensaciones que matan. Quemados en un éxtasis por el vicio que se tomaron en medio de las sensaciones que queman del placer y heridos en una euforia de emociones que los hizo pedazos por las sensaciones que hieren del amor ahora los caídos...