CAPÍTULO TREINTA - UNÍVOCO II

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Narrador omnisciente

La reunión culmina trasladando a todos hacia un mismo lugar, Italia, ya que una invitación los pondrá a todos frente a frente, intentando ocultar la traición que deberán camuflar con falsas muestras de sumisión ante Mihail Mikhailov y Minerva Martinelli.

Faltan apenas horas para el evento cuando llegan a Italia, pero en la habitación de hotel en Florencia, Ephrem mira a Jakob con ojos inquisitivos, su mirada buscando respuestas en las sombras.

—Jakob —comienza Ephrem, su voz tranquila, pero cargada de seriedad—, ¿puedes realmente confiar en la lealtad de tus sumisas cuando se trata de asuntos tan delicados como la traición hacia Mihail Mikhailov?

—Entiendo tus preocupaciones, pero debes entender que cuando aceptaron ser parte de mi vida como sumisas, también asumieron un compromiso sagrado— dice Jakob, sentado con una postura relajada, pero firme, levantando una ceja—. Prometieron lealtad, no solo hacia mí como su amo, sino también hacia nuestra familia.

— Jakob, en un mundo tan caótico y despiadado, ¿cómo puedes estar seguro de que no sucumbirán a las presiones externas? — pregunta Ephrem frunciendo el ceño, mostrando su escepticismo— La lealtad puede ser frágil, especialmente cuando se enfrentan a situaciones extremas.

—Lo que no entiendes, Ephrem, es que cada una de mis sumisas tiene algo más que perder que su propia vida — confiesa Jakob sonriendo, pero su mirada es seria—. Han asegurado la seguridad y el bienestar de sus familias al comprometerse conmigo, pero debo admitir que son mujeres fuertes y decididas, y han demostrado una y otra vez que están dispuestas a sacrificarlo todo por nuestro vínculo y por proteger a quienes aman.

—Aun así, Jakob, la traición puede surgir de las circunstancias más inesperadas — dice Ephrem asimilando las palabras de Jakob, sintiendo una mezcla de incredulidad—. No subestimes el poder del miedo cuando se trata de mantener secretos tan oscuros.

—Tienes razón en ser cauteloso, Ephrem —Jakob asiente, reconociendo la validez de las preocupaciones de Ephrem—, pero confío en la fuerza y la determinación de mis sumisas porque nuestra conexión va más allá de las palabras; es un lazo profundamente arraigado que va acompañado de un nivel de confianza que muy pocos pueden entender—afirma excitado—. Juntos, hemos enfrentado desafíos inimaginables y hemos emergido más fuertes porque la lealtad que compartimos es inalterable.

Ephrem, aunque todavía escéptico, asiente lentamente, comprendiendo que, en este mundo caótico, la lealtad y la confianza son valiosas monedas de cambio. Aun así, una sombra de duda persiste en su mirada, recordándole que, incluso en las relaciones más sólidas, siempre existe la posibilidad de que las verdades ocultas se desentierren.

La celebración de la ceremonia de boda en La Toscana, Italia se convierte en un preámbulo de felicidad antes de la desgracia, debido a que todos los Mikhailov, junto a todas las personas que consideran importantes para derrotar a quienes traman su caída, se reúnen en este lugar histórico y majestuoso.

Los campos de uva parecen susurrar promesas de amor eterno, pero también llevan consigo el peso de los secretos y las intrigas familiares.

Los viñedos de los Simone en la Toscana se extienden frente a ellos, con hileras interminables de uvas listas para ser cosechadas. En una villa renacentista bellamente restaurada, los novios se preparan en diferentes habitaciones.

En el corazón de Pavel Mikhailov arde una llama inquebrantable de amor por Angelo Salvatore. En medio del caos que envuelve el mundo, él encuentra su refugio en la calidez de los ojos oscuros del hombre que le ha dado motivos para pelear a diario. En cada mirada, encuentra consuelo a todos sus sufrimientos, la paz en la tormenta que amenaza con devorarlos.

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