Narrador omnisciente
La quietud en todos mueve a Ivan maniobrando sobre el cuerpo de Khaled, lo manda al suelo corriendo hacia quien tiene a Renata, pero en vez de arrebatársela agarra el arma larga que tiene, le quita el seguro y apunta hacia quien debe disparar.Los casquillos ciegan a los presentes, Khaled repite en sus oídos las palabras de esa mujer que desde que escuchó su nombre le ha traído problemas como si por la simple mención el daño se hace presente, se desliza por el piso avanzando hacia atrás por el humo de las detonaciones que se esfuma en el aire rodeando al jovencito y atiende al celular corriendo hacia el aparato porque sabía que algo estaba pasando desde la salida de Ivan con Renata hacia la playa, ya que sus conversaciones en la madrugada se extendían y escuchar a la niña parlotear sin escuchar la respuesta que recibía lo hizo sospechar de que sus padres estaban haciendo una maniobra arriesgada, aunque inteligente por todos los enemigos que respirando se ganan.
Los disparos que entran en el cuerpo de la institutriz hace a Renata maravillarse por lo que siente en este tipo de situaciones, quien la tiene cargada la gira dejándola en el suelo por la advertencia temeraria de su mamá de lo que les pasaría con solo tocarla y observa como el cuerpo de la institutriz queda inerte a las sacudidas de balas que Ivan propina.
Los hombres se asustan cuando mueve el arma llevándola hasta ellos, levantan sus manos mirando a su jefe en busca de una orden y la rapidez de Ivan los tumba a todos acribillándolos en un atentado que disfruta mucho por la sonrisa cerrada que le ofrece la niña cubriendo sus oídos fascinada por la sangre que cubre el suelo.
La mirada que le ofrece Eleora a quien espera por ella es asustadiza por los disparos que escucha, se sienta en abatimiento por la concepción de la muerte de su hija que la invade en golpes fuertes en todo su cuerpo, sus uñas se clavan en sus muslos con su rostro endurecido y parpadea mareada notando cómo la bombilla que alumbra el espacio en el que está parpadea a tiempo de sus párpados por la culpabilidad que empieza a aturdirla al entender que la idea de usar a sus enemigos como cuidadores de su hija le otorga uno de los peores títulos que puede tener una mujer, mala madre, pero presentir la impresión de pérdida de su hija le aporta un título despreciable a ella; que ya era huérfana de padres, para convertirla también en huérfila.
Los elementos que siguieron por tierra la ruta área de Mikaela están observando a distancia lo que sucede en el interior de la casa, los francotiradores camuflados y ubicados en árboles, cumbres y jardines han tenido todo el tiempo sus miras en la cabeza de cada pakistaní atisbando cada movimiento, los cuales han sido descritos para el director de zona mandataria, para que sea él que decida si proceden a entrar o no, pero al decirle a su mandatario se queda enmudecido por la orden que les dio.
— ¡Protección prócer a Mikaela Mikhailova! — dijo Mihail volviéndose irracional por todas las cosas que se le están complicando según avanza el tiempo, confía en sus elementos, por eso sus temores de que le pase algo a su hija disminuyen porque quién ha caminado con demonios temerarios cuidándole los pasos no debe temer que le cuidarán los pasos de su hija de la misma manera.
Los elementos cumplieron sus órdenes haciendo un recorrido hacia la casa, se ubicaron en puntos estratégicos, formando con sus ubicaciones la figura del código prócer en el que están operando y permanecieron en el sitio observando cada movimiento de sus objetivos a matar como de sus objetivos a salvar, los cuales quedaron a sus vistas manteniendo firme sus rifles para detonar los disparos que finalizaría con la vida de cada pakistaní en el interior de la casa, matando de manera eficaz a Khaled Azad, invadiendo al interior para retirar a Mikaela Mikhailova y enviarla a un vuelo hacia la SHC, no la corporación secreta HADO, sino ese lugar que si llega a ser descubierto sería bombardeado por lo que se lleva a cabo en ese sitio.
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ESTUPOR
ActionLibro 3. Sensaciones que matan. Quemados en un éxtasis por el vicio que se tomaron en medio de las sensaciones que queman del placer y heridos en una euforia de emociones que los hizo pedazos por las sensaciones que hieren del amor ahora los caídos...