Adam.
Maldita sea Mariana.
Filtró la maldita información de mi hermano, todo porque la he ignorado.
Ahora mi hermano está en el hospital, los malandros lo encontraron y le dieron una paliza hasta dejarlo así.
Por suerte llegué a tiempo para evitar que lo mataran.
Pero joder.
Quedó malditamente mal.
Y lo peor de todo sé que esto es mi culpa y la de Isabella, si ella no hubiese...
No.
Joder...
Me quedé a dormir aquí, he estado 1 día entero aquí y no me han dicho nada.
No dicen nada de su estado.
Si se muere no podré ser capaz de seguir adelante, no cuando sé que esto es mi culpa.
No me cabe nada más en la cabeza ahora mismo que mi hermano.
...
Estoy todo este día también.
No dicen nada, solo que su situación mejorará, o eso dijo el doctor.
Apenas suena mi teléfono lo saco, y veo que es Isabella.
—¿Puedes venir?—dice su mensaje.
Bien.
Necesitaba una distracción, aquí está.
Isabella.
Le mandé mensaje apenas recobre la conciencia, no se me ven los daños por fuera. En mi cara no hay ningún hematoma.
Pero mi piel de mi trasero sufre.
Mi mente sufre.
Yo estoy sufriendo.
Por él, y a pesar de todo de lo que me enteré, lo necesito.
La puerta suena, y voy tan rápido como puedo a abrir.
—Oh dios mío por fin llegas—conteniendo las lágrimas lo abrazo.
Él me devuelve el abrazo, pero de inmediato siento como sus manos bajan hasta mi trasero.
—vamos y terminemos con esto de una vez—susurra, noto diferente su voz.
Luego me toma de la mano, y me lleva en dirección a mi habitación.
—No—suelto su mano—No, espera, no te llame para eso.
Se detiene y me mira con confusión.
—¿Entonces para qué si no?—frunce el ceño.
Auch.
Acaso solo se ve conmigo para follar, ¿eso es lo que soy?
¿Un simple coño para él?
—¿eso es solamente lo que soy?—su mirada es fría.
Y lo que más me duele es que no dice nada.
—vaya.—digo desilusionada—bien, está claro.
—¿Vas a querer ir a la cama si o no?—el muy descarado aún pregunta.
Niego.
—No entiendes nada Adam.—me doy vuelta para que no vea la lágrima recorre mi mejilla.
—¿Qué mierda quieres que entienda?—no digo nada, realmente estoy impresionada.
Él se acerca por detrás, siento su pecho en mi espalda.
— ¿para qué me llamas si no haremos nada?—Su tono de voz es grave—¿Para qué me haces perder el maldito tiempo?
—¡Para hablar!—lo enfrento, sin importarme que me vea débil.
—¿¡Y quien te dijo que yo quiero hablar contigo!?—Levanta la voz— ¡No eres interesante fuera del sexo, Isabella! ¡No hay nada que me interese hablar contigo!
Lo callo dándole vuelta la cara de una cachetada.
—¡Eres un maldito idiota!—golpeo su pecho, esperando que le duela, tanto como me duele a mí un corazón roto.
—¡Y tu un maldito coño desechable!—me toma de los hombros intentando calmar los golpes—no eres nada especial Isabella, eres igual que las demás, deberías tenerlo claro.
Mi vista baja al suelo, pero él toma mi mentón para que nuestros ojos se conecten.
—entiende, no eres la única empleada que me abre las piernas, mételo en tu maldita cabeza de una vez—lo miro y estoy destrozada.
Él solo mantiene su mirada fría.
Me duele lo que me dice, me duele porque sé que es verdad.
—Puedes irte a la mierda—susurro con odio impregnado en mi voz.—vas a cruzar esa maldita puerta y dejarás de existir para mí.
Me regala una sonrisa.
—Muchas gracias mi vida—el sarcasmo inunda sus palabras—me acabas de sacar un gran peso de encima, le rezaba a dios para que te sacara de mi vida.
Todo esto me sobré pasa.
Me duele.
Sufrí por su culpa.
Desaparecí y él ni lo notó, mejor dicho, ni le importó. Esas personas me regalaron horas de torturas y todo por estar con él.
Él agarra sus llaves y se encamina para la puerta. Pensando en el odio tomo el florero y lo tiro.
Lastimosamente, el florero cae en la puerta cuando esta cerrada.
No le alcanza a dar.
Esté maldito dolor es sofocante.
Me siento asquerosa.
Ese hijo de puta que me torturó, me cagó la vida.
Sin editar
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𝓶𝓪𝓵𝓭𝓲𝓽𝓸 𝓵𝓪𝓭𝓻𝓸𝓷 |Editando|
FantasyPRIMER LIBRO. Todo empezó con una noche que ninguno de los dos planeamos, yo quería deshacerme de unas pruebas que perjudicaría a mi hermano, y ahí estaba ella, cachonda y asustada, nunca pensé que la follaría esa noche, y lo hice, me dejó enredado...