5

5.5K 346 4
                                    

Isabella.

Estoy tan feliz, tengo una entrevista, voy camino al edificio.

Espero me contraten, estoy siendo puntual, mi trabajo es espectacular, y la carta de recomendación que le saque a las fuerzas a mi ex jefe lo acredita.

Me vengo vestida con la típica ropa de asistente, falda de tubo con una camisa blanca.

Espero quedar aquí.

(...)

Lamentablemente por mi boca no quede, todo iba bien hasta el tipo ese empezó a soltar cometarios fuera de lugar, y como yo no me quedo callada...

En fin, me saqué los tacones, voy descalza por la calle.

Deprimida por no poder encajar en ningún trabajo.
Me quedo caminando como zombi a casa, hasta que choco con alguien.

Más bien un hombre.

Este hombre lleva lentes negros, ya, para que describir a detalle, básicamente esta completamente con un traje formal negro.

—Lo siento.—Digo a secas discuplandome por despistada.—No lo vi.

—¿Lo sientes?—Pregunta, a lo que yo levanto la vista con aburrimiento, lo veo y no se quita los lentes.

Igual no es la gran cosa.

Tiene perfil atractivo, estatura agradable, pero para impresionarme se necesita más.

Aunque siento que lo he visto antes...

—Si, ¿Que quieres que lama tus pies para que me perdones?—Pregunto mirándolo con desagrado.

No es que me desagrade él, si no es que me desagrada mi situación, no encontrar trabajo me tiene así.

—No estaría mal...—Me mira de arriba abajo.

—Vete a la mierda.—Le digo y paso por su lado ignorándolo.

No alcanzo a caminar un metro cuando me detiene.

—¡Espera!—se acerca a mí— ¿Estás buscando trabajo?

Eso capta mi atención al instante.

—¿Como sabes?—pregunto mientras pienso que lee mentes, porque ahora en lo unico que pienso es en encontrar trabajo.

—Bueno es que tienes cara de desempleada.—Se burla.

Yo decido volver a ignorarlo y retomar mi camino.

No tengo tiempo para esto.

—No espera—carraspea— vi como vas vestida, y por tu cara creo que necesitas trabajo, y yo tengo trabajo que ofrecerte.—Con eso tiene mi atención devuelta nuevamente.—Claro está que tienes que cumplir con ciertos requisitos, pero no pierdo nada con darte una oportunidad.

—Bien, habla.—Me cruzo de brazos esperando que hable.

—Lo haré, pero en otro lugar, vamos a mi oficina.—Señala un edificio que esta a una cuadra de aquí.

Sin pensar en que podria ser un secuestracor lo sigo.

Bufo por tener que caminar más, pero no me quejo, si eso significa tener trabajo, hago lo que sea.

Adam.

Estaba volviendo de la junta con Mariana cuando la reconocí al instante, pero ella no a mi.

Decidí ofrecerle trabajo porque me urge una secretaria seria, y viendo su actitud, me parece la mejor opción.

No creo que caiga tan facil a mis encantos, pero pensandolo bien ya lo hizo aquella noche.

Bueno volviendo al tema,me parece la indicada porque se que podria ser seria en los momentos indicados.

Y se que podria ser perfecta para ser mi asistente porque no parece impresionada por mi apariencia.

Y hablando con sinceridad.

Tengo que saber si se acuerda lo de esa noche, tengo que asegurarme de que se mantenga callada, ya que vio mi rostro, y que la policia tenga un relato hablado de mi cara, no me conviene para nada.

No puede abrir la boca, y me aseguraré de eso.

Si, es muy claro que no vivo de robar, ni siquiera lo hago, solamente tuve que fingir ser uno para encontrar la caja fuerte de Mariana. Fingí ser un ladrón, para un objetivo en especial.

Tampoco fue difícil, ya que, tengo amigos que se dedican a robar, me ayudaron.

Los mismos amigos que les advertí que no se metieran a la casa de esta chica.

Solo por el acuerdo, solo para que mantenga la boca cerrada.

𝓶𝓪𝓵𝓭𝓲𝓽𝓸 𝓵𝓪𝓭𝓻𝓸𝓷 |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora