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Adam.

Estamos en el centro comercial. Tuve que mover unos hilos para tener dinero, y ya que tenía guardada una buena cantidad de dinero en esta casa, no se me hizo difícil volver a ser multimillonario.

Dirán que exagero, pero es verdad, no sería exitoso en la vida sino tuviera dinero ahorrado, puedo volver a ser el que era antes, en el sentido económico, y así comprar todo lo que desee Isabella.

Tiene que distraer su mente, debido a la pesadilla, creí conveniente sacarla de compras.

También conseguí guarda espaldas. No me podía dar el lujo de salir desprotegidos.

—Bien, yo te sigo, tú solo escoge todo lo que quieras sin mirar precios.—digo y le sostengo la mano, ella no se opone.

Es increíble que algo tan simple como tomarse de la mano, se sienta tan intimo.

La veo observar una tienda en específico.

Lencería.

—Vamos.—la guio hasta la tienda.

—Espera, solamente estaba viendo...

Y sin caminar mucho ya estamos en la tienda.

—elige toda la tienda si quieres cariño, tengo dinero suficiente como para comprar todo este maldito centro comercial.—Le suelto la mano para que pueda ir a ver lo que quiera con mayor libertad.

Mentiría si dijera que mi imaginación no jugo al verla cerca de tanta lencería.

Joder, me calmo.

Esto es muy íntimo, cada momento lo es. Al menos para mí.

Nada más espero que lo que compre aquí, en algún momento pueda modelármelo a mí, solo a mí. Porque si se lo modela a otro hombre, estoy seguro de que me daría un ataque de celos, y este dispuesto a matar a cualquier otro hombre que no sea yo la toque o la vea en poca ropa.

Isabella.

Salí con las mejillas coloradas de la tienda, las bolsas la llevan los guarda espaldas.

No sé que me dio por ver en esa tienda, no es como si la fuera a ocupar próximamente.

Me siento como si fuera una persona extremadamente importante, con los tipos que llevan mis bolsas, y con Adam al lado, que luce como el típico empresario de los libros, lleva lentes oscuros, y un traje azul marino.

Se ve muy bien.

El corte de pelo le va muy bien.

—Vamos a comer algo, para que sigas comprando, tenemos todo el día.—solo asiento.

Voy embobada con su imagen, se ve realmente bien.

Los cinco años lo cambiaron, más bien envejeció un poco, cosa que lo hace lucir más caliente, y extremadamente sexy.

Oh dios...

Hace mucho tiempo que no tenía esta clase de pensamiento. Hace mucho tiempo que no pensaba en nada relacionado en sexo, tampoco encontraba a nadie sexy ni mucho menos caliente.

Dios.

Ya estoy entrando en calor.

—¿Estás bien?—pregunta Adam, y cuando estoy a punto de contestar una voz me detiene.

—¿Isabella?—reconozco esa voz.

Mierda.

Arturo.

Nota: solo puedo decir,oemgi.
Jsjs

𝓶𝓪𝓵𝓭𝓲𝓽𝓸 𝓵𝓪𝓭𝓻𝓸𝓷 |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora