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Hyunjin estaba nervioso

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Hyunjin estaba nervioso. Y él tenía todas las razones para estarlo. Iba a conocer a su hijo. Se echó hacia atrás, metiéndose las manos en los bolsillos mientras esperaba pacientemente a que se abriera la puerta verde oscuro. Vamos tienes que conocerlo Hyunjin.

No pasó mucho para que se abriera la puerta y allí se encontró con una mirada alegre de Sakura. Llevaba un hermoso vestido que iba bien con su piel pálida y su radiante cabello negro.

—Hola, Hyunjin.

Hyunjin salió de sus pensamientos, mostró una sonrisa.

—Hola, Sakura. Uhm, te ves hermosa.

Sakura se sonrojó ligeramente mientras colocaba un mechón de cabello detrás de su oreja.

—Gracias, Hyunjin —le hizo un gesto hacia él—. Te ves muy bien. Por favor, entra —se hizo a un lado permitiendo que Hyunjin entrara agradecido.

El interior de la casa era humilde, muy cálido y acogedor. Las paredes eran de color beige, los retratos adornaban las paredes, el olor de galletas y pastel llenaban el aire. Sigue a Sakura, quien lo llevó a una hermosa y pequeña sala de estar con su propia chimenea.

—Tu casa es hermosa.

—Gracias—respondió—. Intak y yo adoramos nuestra humilde casa.

Hyunjin sonrió ante el entusiasmo de Sakura. Una de las muchas buenas cualidades que Sakura tenía era su aprecio por todo lo que tenía. No importa cuán grande o qué tan pequeño sea. También lo animada. Se había enamorado instantáneamente de su naturaleza audaz. No se había dado cuenta de que estaba sonriendo mientras miraba de lejos.

—¿En qué estás pensando? —Sakura interrumpió suavemente.

Los ojos de Hyunjin parpadearon a los de ella.

—Nada. Solo... pensaba en lo animada que eras cuando estábamos juntos. Siempre admiré eso de ti.

Sakura sonrió.

—Bueno, creo que los dos tenemos esa chispa, Hyunjin. Una chispa que pasamos a nuestro hijo.

A la mención de Intak, para Hyunjin se mostró más brillante. Miró a su alrededor.

—Entonces uhm... él... ¿él... eh, tú sabes?

—¿Quiere conocerte? —Sakura ayudó a Hyunjin a terminar su pregunta.

Hyunjin se rascó ligeramente la oreja.

—Uhm, sí.

Sin decir nada más, Sakura se dirigió al final de las escaleras.

—Hijo, ¿puedes bajar, por favor?

Se escuchó a un chico indeciso que venía seguido de un golpeteo de pies.

El corazón de Hyunjin latía con fuerza. ¿Le agradaría a su hijo? ¿Sería aceptado? Sé fuerte, Hyunjin. Un paso a la vez. Jadeó un poco al ver a un chico, ojos cafés claro, cara pecosa, felizmente sonriente abrazando a su madre antes de decirle algo y mirar con curiosidad a Hyunjin.

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