Capítulo 2

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Una semana después





Serkan

Abro la puerta de ingreso planteándome la posibilidad de envenenar a mi contrincante. Ese juicio me tiene los huevos podridos. Cansado de que se victimize y el juez no dicte sentencia.

Dejo mi abrigo y mis cosas colgadas y voy a la cocina por un poco de agua. Elvira no trabaja los viernes. Menos ahora que está Hazal.

Y como si la hubiera llamado con la mente, giro para dejar el vaso en el lavavajillas cuando la veo sentada afuera. Ajena a lo demás.

Suelta un inaudible sollozo y no dudo en ir con ella.

—¿Hazal? ¿Estás bien?—me intereso sin dejar de estudiarla.

—Mjm—sonríe apenas.

¿Creé que soy estúpido acaso?

—Díselo a tu cara—bromeo haciéndola reír—. Estás llorando.

<<No, ¿De verdad? Oye, que no me había dado cuenta>>

Te odio.

<<Pues te aguantas>>

—Por Dios, que vergüenza.

—No tienes por qué sentirla. A veces descargarse es lo mejor, somos humanos, no robots.

—¿Qué hace aquí?

Mierda. Me jode que me trate de usted.

<<¿Qué esperabas? Es tu empleada.>>

—Salí antes, como todos los viernes.

—Yo...me había olvidado de esa parte, lo siento.

Se pone de pie y hago lo mismo con la misma velocidad.

<<Se irá. Es ahora o nunca. Lánzate. Hazlo>>

—Quédate a cenar.

—¿Qué?

<<¡Responde!>>

—Luego te llevo, pero....me gustaría que te quedes a cenar.

Duda y responde:

—Bien. Pero no se preocupe, luego tomo un taxi.

—Sí, bueno, después hablamos de eso.

<<Un paso a la vez>>

Al acabar de cenar, aviso que voy a ducharme. Para ese entonces, justo Hazal estaba jugando con los niños.

Tranquilo, comienzo a enjabonar mi cabello cuando en eso y de la nada, ella viene a mi mente.

Es un paradigma. La veo y....siento que hay tantas cosas detrás de ese perfecto rostro. Una historia.

Es hermética y por eso mismo es que me siento atraído por ella.

—Soy yo, aquí está la toalla, Chanel me ha pedido que la traiga, ella estaba ocupada.

Mierda.

Salgo de la ducha y camino hasta llegar detrás de la puerta.  Me limito a estirar mi brazo hasta coger la toalla.

Escucho como se va y me acerco al espejo.

Estoy rojo ¡Malditamente rojo! ¡Por Dios, como si nunca una mujer me hubiera visto desnudo!

<<No es por eso exactamente>>

Porque he notado que me vio.

Miro Intevitablemente hacia abajo.

—No me jodas.

Vuelvo a la ducha y prendo el agua fría.

Increíble.

¿Justo hoy?

Cuando salgo, luego de vestirme, no veo por ningún lado a Hazal.

—Se marchó. Hace como quince minutos.

—¿Qué?—riño y le escribo.

¿Por qué te fuiste? Dije que yo te llevaba, ¿pasó algo?

Ese es el mensaje que le envié a Hazal. 

¿Lo peor? Lleva tres minutos en línea y no fue capaz de responderme.

Me siento como un adolescente.

Definitivamente soy inmaduro.

—¿Se puede, gruñón?—ingresa Chanel.

—No estoy gruñón —bufo.

—Como digas, gruñón.

—¿A qué has venido?

—Como sabes—empieza con una sonrisa sentandose en la silla del otro lado del escritorio —Se tiene que reservar con antelación, un lugar donde comer.

—¿Con quién sales ahora?

—Oye—frunce el ceño indignada —. ¿Por qué me tomas?

—Por nada. Pero la semana pasada era uno. Ahora otro. ¿Y la siguiente será alguien de tu edad o veinte años mayor?

—Vete a la mierda —ríe—. Es el mismo que la semana pasada, pero necesito un lugar épico. Ni de todo los lujos, pero tampoco a la esquina. Normal, ¿conoces alguno? Supongo que sí, por eso acudí a ti. Si sabes o te enteras de uno, plis dime—junta sus manos en súplica.

—Ya bien—sonrío—. Yo me encargo.

—¡Gracias! ¡Eres el mejor!

Rodéa el escritorio para lanzarse a mis brazos.

—¡Papi! ¡Papi!

Los gritos de Daxen nos alertan por lo que salimos rápidamente de mi estudio para ir a dónde proviene a la voz.

Llegamos a la habitación de él, Lexie yacía inconscientemente en el piso.

—¡Hija!—voy con ella y la tomo en brazos—Chanel, avísale al hospital que estamos yendo.

—Bien.

—¿Va a estar bien?

—Solo se desmayó —respondo.

—¿Pero estará bien?

Sin decir nada más, bajo las escaleras trotando, cubro con mi abrigo a mi hija, busco las llaves del coche y me voy.

Serkan ✅ (# 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora