Meses después
Julio 2020
Serkan
—¡Papi! ¡Por Dios! ¡Es solo patear la pelota!—protesta Daxen.
—¡Esu!—replica Aiden como si llegara a entender.
<<No subestimes la inteligencia de un niño que cumplirá dentro de poco un año>>
Levanto mis manos como si me hubiera rendido. Mi hijo más grande bufa buscando la pelota y yo de soslayo veo la puerta de la cocina, justo entonces, diviso a Hazal.
Me sonríe, pero es esa clase de sonrisa que no le llega a los ojos.
—Tiempo fuera —les digo—. Me duele la espalda —hago un mohín de pena llevando mi mano al lugar dicho.
Dejo a mis hijos jugando,porque sí, Aiden camina y es un maldito peligro, pero agradezco que Daxen sea cuidadoso con él.
Me adentro a la casa, y una vez frente a ella, apoyo mis manos en sus mejillas y frunzo el ceño.
—¿Todo bien?
—Sí.
—¿Todo bien?—reitero, esa forzada sonrisa a mí no me engaña.
Tomo su mano y caminamos hasta una silla. Una vez que me siento, la coloco en mi falda.
—¿Estás bien?—vuelvo a preguntar.
—Sí.
—¿Estás bien?
<<Hombre, te ha dicho que sí>>
Pero sé que miente y no voy a parar hasta que lo diga.
—Sí.
Bueno, último recurso.
<<Debería ser el primero>>
Llevo mi mano hacia su nuca y la atraigo hasta que nuestros labios rozan. Veo como traga profundo y sonrío ante aquello.
Junto nuestras bocas, besándola. Y así es como acaba separándose para, seguramente, confesarme algo.
—No...—niega repetitivamente con su cabeza—. No...no estoy bien —suelta un sollozo—...perdí a mi bebé.
Mierda. Por ahí íbamos.
Me quedo en silencio, pero por supuesto ya no hay sonrisa de por medio.
—A...nuestro...e-era....tuyo y... mío, y....Se murió.
Sus ojos llorosos no hacen más que partirme el alma. Odio verla así.
—No....—rodea su abdomen con ambas manos —...no pensé que...iba a.. a d-doler—su voz se quiebra.
» A veces pensaba que me lo merecía. Que mi madre tenía razón y era un claro mensaje de que no podía estar más en lo cierto, pero luego pensé que no, no es así. Yo realmente me lo merecía. No le puedo echar la culpa a los demás, que nada tienen que ver en esto.«
—Tampoco fue tu culpa—acuno sus mejillas—. Escúchame—cierra los ojos —. Mírame.
Y lo hace, cayéndole así, algunas lágrimas.
—Yo te lo podré decir—las quito con mis pulgares—, pero hasta que tú no te lo creas, mucho no se va poder hacer. Hazal Williams, ¿Lo qué sucedió fue tu culpa?
Niega en silencio como respuesta.
<<Es importante que lo sepa>>
—Era lo mejor, es decir, no estaba lista, no conmigo misma al menos. En un futuro no es algo que descarte. Pero....— se calla y sus ojos se abren con pánico.
¿Y ahora?
<<No inventes, ¡Reacciona!>>
—Perdón, yo... lo siento tanto y...
Oh, ya entendí.
—Me encantas—sonrío—. Y sí, me gustaría tener hijos contigo, porque sé que serías una estupenda madre.
Cubre su boca ahogando el llanto que quiere salir.
—Pero eso sucederá solamente cuando te sientas lista—llevo un mechón de su cabello detrás de la oreja—. Ambos tenemos cosas que trabajar—vuelvo a sus ojos—. Lo importante es que lo hagamos antes de plantearnos la idea de agrandar la familia. No te digo que no lo hubiera amado, porque sí lo habría hecho. Pero si esto nos pasó, es porque....
—¿Algo bueno va a venir después de esto?—pregunta quitando la mano de su boca—¿Crees que las cosas mejorarán? ¿Qué algún día sane y pueda lograrlo?
Mierda, puedes lograr todo lo que te propongas.
—Eso no lo dudo— la impulso hasta juntar nuestras frentes, y voy por aquellos labios. La beso lento y discreto, no porque así lo quisiera, sino porque hay dos chichas del otro lado, seguramente pegados a la puerta.
—Yo ya tengo hijos—dice separándose—, y son esos dos niños que están afuera, y otra que lo está viendo todo.
Mi cuerpo se tensa y un nudo en mi garganta se forma de repente.
—Son mis hijos mucho antes de que lo supieras. Pero esa historia ya te la conté.
Sí, lo recuerdo, fue el día que abrimos la puerta al regresar de Italia. Nadie lo sabía, queríamos sorprenderlos. Pero la sorpresa nos la llevamos todos, claramente ella no, cuando Daxen sale del comedor y viene corriendo hacia nosotros gritando mamá.
Obviamente yo me quedé estático y Hazal no supo qué hacer. Daxen cubrió su boca con ambas manos, como si acabara de cometer un delito. ¡Pero, joder! decirle eso no era un delito.
Chanel estaba en ese momento, por lo que cuando lo escuchó, ahogó un grito, pero la sonrisa que se le formó fue realmente indescriptible.
Mi corazón latió más rápido y vi como Hazal retuvo las lágrimas.
— Ahora ya no me resulta extraño decir que son míos, o que me llamen de esa manera la cual todavía no me acostumbro.
Salgo de mis recuerdos sin haberla dejado de escuchar.
Y ante aquellas palabras, otro impulso desesperado por besarla.
<<A por ello, entonces>>
—Te amo—susurro entre sus labios.
Rie ahogadamente ante el llanto y vuelve a apoyar nuestras frentes. Yo quito sus lágrimas.
—Yo también te amo—deja sus manos en mi nuca volviendo a mi boca.
—Eres jodidamente preciosa. La madre de mis hijos—musito entre sus labios—. La mujer de mi vida. Y dentro de unos meses, mi esposa.
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Serkan ✅ (# 2)
Non-Fiction«Nunca supe lo que era el dolor, hasta que lo viví a carne propia, y de la peor manera» © Todos los derechos reservados Queda totalmente prohibido copiar, manipular y/o extraer fragmentos del libro o algunas partes.