Capítulo 8

164 11 0
                                    

Serkan




Tengo a Lexie en uno de mis brazos. Aiden en el  cochecito que insistió Daxen en llevar. Y mi mano derecha entrelazada con la de Hazal.

—¿Qué has hecho para que se mantuvieran en silencio?

—Un mago nunca revela sus secretos.

En el trascurso del viaje, mis hijos hablan con ella y eso no hace más que ponerme feliz, porque...nunca los ví interactuando con tanta emoción con una mujer que no sea Chanel.

¿A quién engaño? Ni siquiera con ella.

—¿Por qué me has ido a buscar? Dije que no quería que lo hicieras—pregunta una vez que mis niños se durmieron.

—Y yo dije que no te iba dejar escapar. Y menos por culpa de un hijo de puta que ganas me sobran para partirle la cara.

—¿Qué.....? ¿Cómo te has enterado?

—Él mismo me dijo que era tu novio. Cuando hablé con Pia, solo me dijo que era un ex tuyo y del cual ahora recibes amenazas.

Entre millones de cosas más que prefiero omitir. Necesito que salgan de la boca de Hazal, de lo contrario, todo me parecería irreal. Aunque, para ser sincero, es mejor así.

—Tú y yo—digo cerio una vez estacionado el coche—, tenemos que hablar.

Una vez los niños en sus correspondientes camas, entramos a mi habitación. Dónde no tardo en empezar a hablar.

—Él me envió un vídeo. No lo he visto, pero la imagen es de ti, desnuda en la cama, y un hombre...—aprieto mis dientes y cierro mis ojos ante el recuerdo—arriba tuyo.

Veo cómo palidece. Como su cuerpo empieza a temblar.

Corre al servicio y la sigo detrás.

La veo arrodillada frente al retrete vaciando su estómago.

—Ya...—quito con mi mano, el cabello de su cara.

—No....no lo...veas...—suplica bajito.

—No pensaba hacerlo.

—¡Mierda!—se aleja del inodoro y cubre su cara con ambas en lo que comienza a llorar y maldecir.

Carajo. Odio verla así.

—Hazal, no tienes que....

—No va a detenerse—me mira hundida en su propio llanto —. Hasta no verme destruida, escondida o muerta, él no se rendirá. ¡Por eso les pedí que se alejaran! ¡Porque puede meterse con ustedes!

Eso si lo permito.

—Escúchame, oye, escúchame—apoyo mi frente con la suya y dejo mis manos en sus mejillas—. Él no hará nada.

—¡No....! ¡No lo sa-sabes! Tú... tú no.... él, él es peligroso, no...

—Y yo tengo contactos. Cinco personas son. Uno más poderoso que otro. Son un muy buen equipo, de hecho. Allí está Rhett, supongo que Pia te habló de él. Por su bien, a él no le conviene ponerte un solo dedo a ti o a mi familia. Porque te juro, Hazal, se me olvida que soy un hombre de principios. No va a tocarte.

<<Aunch. No conocía esta parte>>

—No lo sabes...si lo hace....si...

—Que lo intente. No vivirá para contarlo, te lo aseguro.

Vuelve a llorar y la abrazo. Y con la voz fría y llena de resentimiento, porque es lo que tengo por él, le digo algo más para mí que para ella, pero me vale mierda si me escucha.

—Lo mato.

Y hay unos segundos de silencio hasta que vuelve a hablar.

—¿Quieres saber quién es Santiago?—sorbe su nariz y se separa de mí—. Te contaré quien ha sido en mi vida, y hasta que punto me ha dañado.

Y para ser sincero. Me aterra.









A medida que iba redactando, mi odio por el aumentaba.

¿Cómo pueden existir hombres así?

Pero todo empeoró cuando una idea se me cruzó por la cabeza. Y pese a qué sabía la respuesta, la hice igual.

—¿La cicatriz en tu clavícula la hizo él?

—Calma—apoya sus manos en su pecho.

<<Tarde, ya está enojado>>

—Contéstame, Hazal.

—Sabes la repuesta.

—Dímela.

—Serkan...

Me pongo de pie y hablo más fuerte de lo que me habría gustado, y producto de aquello, la asusto. 

—¡¿Ese hijo de puta tuvo la osadía de ponerte una mano encima?! ¡¿Y tú pretendes que me calme?!

—No solucionarás nada estando así.

<<No>>

—Ey...¿Te doy asco?

¿Qué?

Debe estár jodiéndome.

—¿Qué?

—¿Si te da asco verme a la cara luego de esto?—sus ojos están vidriosos ante las lágrimas— ¿Luego de saber que no lo detuve a tiempo? Creí que él había cambiado, se comportó re lindo conmigo cuando salí del hospital. Había puesto una barrera y.... todo se fue al demonio. Así que...si te doy asco solo dilo y acabemos con esto, porque te juro que para sufrir ya tengo los libros.

—Joder, claro que no—la impulso a mi cuerpo—.  Por supuesto que no—la alejo apenas para besarla—. Tú no eres la culpable en esto, ¿me oyes?

—Pero el vídeo....

—Me importa una mierda ese puto vídeo y su contenido, lo borré, pero si es tan importante para ti, podemos recuperarlo y ya tú sabrás que hacer.

—¿Por qué eres así de egoísta?

<<Me perdí>>

—¿A qué te refieres?

—Tan irreal. ¿Cómo sé que no es un sueño? ¿Qué cuando despierte ya no estarás?

Sonrío de costado acariciando con mi pulgar su mejilla.

—Dicen que, en los sueños, uno no siente de verdad. Te propongo algo, esta noche me dejarás a mí hacer el trabajo y así, que no te quepa la menor duda que esto no es un sueño. Que te lo mereces —vuelvo a besarla.

—¿Y cuando me tocará complacerte a ti?

—Con tu sola presencia ya lo haces, preciosa.

En un momento indescifrable, ya estaba arriba de ella. Mis manos acariciando su cuerpo, moviéndose de una manera que me encantaba, porque ella lo disfrutaba.

Por más que quise controlarlo, no pude, la erección que traía encima fue más fuerte, y el que Hazal se riera ante lo que me causaba, terminó con la poca cordura que tenía.

—¿Puedo?—pregunto haciendo referencia a bajar la parte de arriba de su vestimenta.

Aceptó en silencio. Bajo su cremallera y sus pechos quedan al descubierto.

—Hazlo—susurra y puedo jurar que fue una tortura. Su voz fue de deseo puro. Pero yo no quería, moría por besarla allí y en todos los lados dónde me fuese posible. Pero no aún, quiero ir de a poco.

—No, preciosa. Hoy no.

Hoy sería diferente.

Mis manos recorrieron cada parte que me permitió. Sentí como se corría debajo de su ropa y yo no tardé en hacerlo.

Lo único claro para mí, es que quiero repetirlo.








Serkan ✅ (# 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora