Capítulo 46

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Serkan.





Poco a poco abro mis ojos.

Miro mi hombro que es donde originalmente sentía la punzada de dolor, hay una venda que lo cubre. Luego elevo mis ojos hasta encontrarme con mi mejor amigo.

—La buena noticia, es que no estoy muerto.

—No, si me alegro de eso, pero creo que lo estarás después de enfrentar a tu novia.

—¿Qué?

—Hazal está afuera con ganas de sobra de matarte. Danna estaría exactamente igual. Si no nos mata la vida, nos matan ellas.

—¿Tan malo es?

—Amigo, lo único que te deseo es suerte, y si vas a morir ya, dime qué debo poner en tu lápida.

—No la llames.

—Hermano, mejor enfrentarte ahora y no cuando estés más sano—se levanta y palmea mi pierna—. Suerte, porque la vas a necesitar.

Él sale y yo trago grueso y profundo. Estoy cagado de miedo. Hazal enojada no es algo lindo de presenciar.

La puerta se abre y yo me preparo mentalmente para enfrentarla, pero nunca se está suficientemente preparado para enfrentarla.

—Mi amor—dice.

Mierda, las cosas están peor de las que pensé.

—¿Cómo te sientes?—se acerca con una sonrisa.

<<¡Peligro. Peligro! ¡Alerta roja. Alerta roja!>>

—Bien, gracias por preocuparte.

Toca mi mano dándome varias descargas eléctricas, pero para nada románticas, sino miedo, terror.

—Dime—me acaricia—¿ cómo fue que pasó?

—¿Realmente quieres escucharlo?

—Quiero que me des un motivo para que tu muerte no sea tan dolorosa.

—¿Vas a matarme?

—Si te hubieras muerto, yo misma te hubieran desenterrado para matarte con mis propias manos.

Sigue sin borrar la sonrisa.

—No es necesario llegar a tanto.

—Pudiste haber muerto—aprieta mi mano, creo que acabara por quebrarmela.

—Fue un disparo en el hombro, no ha sido gran cosa.

—¡Yo voy a matarte!

Se abalanza a mí, y antes de que pudiera hacer quién sabe qué, la agarro, la rodeo con mis brazos y la pego en mi cuerpo. Dejo mi boca apoyada en su coronilla y le digo lo obvio:

—Te amo.

—Yo también te amo, pero me asustaste demasiado—dice con la voz rota.

—Lo siento, preciosa.

—No, eres un idiota, si te pasa algo yo... no sabría qué hacer—se separa de mí y veo sus ojos llorosos. Apoya sus manos en mis mejillas y su frente con la mía—. No sabes el miedo que tuve cuando me llamaron del hospital diciéndome que estabas en cirugía. Por poco yo también paso al otro lado.

—Perdón.

—No vuelvas a asustarme así. Deja que otros sean los héroes, tú no. Te quiero vivo, ¿De acuerdo? Te quiero a mi lado hasta que seamos viejos. Morir contigo.

—Me gusta tu proyecto.

—Lo que sea, Serkan. Pero por favor no vuelvas a poner en riesgo tu vida.

—Ya entendí, mamá, no debí comer dulces a escondidas.

Serkan ✅ (# 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora