Capítulo 47

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Serkan





Aparcamos el coche en la acera de al frente. Inhalo profundamente una vez más, antes de que no bajemos.

—¿Cuando me vas a decir lo que pasó anoche? ¿De qué hablaron?

Me acerco a ella, hasta que nuestros labios rocen.

—Luego—poso mis labios rápidamente sobre los suyos y me bajo.

La escucho maldecir antes de que ella también lo haga.

Golpéo la puerta dos veces.

—Calma—deja un beso en mi mejilla.

La puerta se abre y una mujer de unos cinco años menos que yo, de cabello negro y ondulado, nos recibe.

—Buenos días, ¿En qué los puedo ayudar?

Silencio. Estático. No sé qué decir o como reaccionar, estoy nervioso.

—Soy Hazal.

—Un placer.

—Y él es mi prometido, Serkan. Ayer has hablado con él, ¿No?

—¡Oh! ¡Sí! Pasen, pasen—se hace a un costado y eso hacemos.

Cierra la puerta y la seguimos hasta su lo que sea que sea.

—Tomen asiento, por favor.

Y volvemos a obedecer.

—Ella ya vendrá a atenderlos.

—Ah, ¿No eres tú?

—Yo solo ayudo, pero no voy a negar que sí me gustaría en un futuro.

Es entonces cuando la puerta se abre y una mujer ingresa.

Tendrá como sus treinta y algo.

—Pero bueno, ¿Cómo nadie me avisó que había venido gente?

Mira a la pobre chica y futura víctima. Luego vuelve a nosotros.

—Serkan-dice ella.

—Lo estoy esperando—responde la mayor acariciando su vientre.

—No, no, él....

—Soy yo—me levanto y le extiendo mi mano.

—Ya entendí por qué tantas vueltas—sonríe—, lo hubieras presentado.

—Ya...sí....yo....—mueve sus manos con nerviosismo.

—Como sea, me alegro que hayan venido.

—¿Por qué? ¿Pasó algo con ella? ¿Qué tiene? ¿Todo en orden?

—Sí, está bien, pero quería hablar justamente contigo porque no ha dejado de llorar desde que te vio en el suelo. Eso me lo han contado otros niños, ya que ella no puede hablar, tendiendo un año y pocos meses. Ví que querías saber sobre ella y me pareció que lo mejor era vernos personalmente.

—Sí, es decir, yo.....no es solo ella, por supuesto, es...

—Él quería saber sobre todos los niños, pero más particularmente la niña-me salva mi novia.

Por momentos me encanta que me conozca lo suficiente cómo para salvarme. Digo por momentos, otros me juegan en contra.

—Vengan por aquí.

Subimos unas escaleras al segundo piso. Pasamos un pasillo, y entramos a una habitación.

Es entonces donde la veo. Recostada en una cuna con sus ojos cerrados. Durmiendo pacíficamente.

Serkan ✅ (# 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora