Capítulo 37

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Dos semanas después
Octubre






Serkan


—Se suicidó—Rhett cuelga la llamada.

—Te lo dije—replico con naturalidad, estaba preparado para aquello.

—Joder.

—No sé ni porqué te sorprende.

—Realmente creí que está vez sería diferente. Necesitamos alguien dispuesto a ayudar, que no tema.

Trago saliva de manera profunda.

<<Podríamos hacerlo>>

Ni hablar.

—Debo irme, mantenme al tanto de todo y cuando esté en casa busco lo que me pediste.

—Adiós.

Abro la puerta de ingreso y dejo mis cosas colgadas antes de pasar al sofá de la sala, y tirarme.

Suspiro luego de un exhausto día.

—Serkan—aparece mi hermana—. Menos mal que llegas.

—¿Qué sucede?—me levanto lentamente.

—Es Hazal—dice logrando que todo mi cuerpo se tensara.

—¿Qué con ella?

—Se ha golpeado fuerte la mano, según me dijo fue con la mesa de la plaza a dónde había ido con Daxen, y desde que volvieron se encerró en la habitación.

—Gracias por decírmelo.

Paso por su costado, y voy escaleras arriba.

Camino a mi recámara, y abro la puerta.

Me encuentro a Hazal siseando, pero apenas me ve, sonríe. Enchino mis ojos como amenaza, y ella le quita importancia.

—No pasa nada.

—No tienes que fingir conmigo—me acerco.

—Iré a bañarme—deja un beso en mi mejilla y es como si escapara por ir al servicio.

<<Oculta algo>>

Definitivamente.

La ducha se prende, y yo la espero.

Pero pasan los minutos, media hora, y me preocupo.

Antes de que pudiera pensar, ya estaba abriendo la puerta.

La veo a lo lejos, detrás de la mampara, sentada en el suelo y abrazando sus rodillas en lo que el agua le caía.

Me desvisto y me encamino hacia donde está ella.

Sonrío al verla y me devuelve dicha acción.

—¿Sabías que tener sexo es bueno para la salud? Incluso previene infartos o esa clase de problemas, entre muchas otras cosas, claro.

—No—respondo levantando mis cejas con sorpresa—. No tenía idea.

—¿Quieres que veamos si es cierto?

—¿Es tu manera de pedirlo?

Aún sigue sentada, sus ojos conectados con los míos.

—Si te sirve de consuelo, jamás hice un oral. Y no me refiero a trabajos de la escuela ni nada de eso.

—Sé a lo que te refieres.

<<Ahora menos que menos, te agaches>>

—Quiero que sea contigo—se levanta—. Pero....no sé si tú quieres hacerlo conmigo—acaba en voz baja.

—Creeme, que por si aún no te ha quedado claro, eres con la única mujer que quiero hacer hasta las cosas más guarras.

Ella comienza a reír, y antes de que pudiera empezar, me detiene.

—Pero tengo una condición.

Joder.

—La escucho.

—Habla con tu padre.

—Lo que quieras menos eso.

Arquea una ceja y de pronto su mano está dónde no debería estar. Moviéndose como no se debería mover. Aprentándomela como no se debería apretar. Y porque todo lo está haciendo jodidamente bien.

—Bien, hablo con mi padre.

—Y arreglan los malos entendidos-pega su cuerpo al mío y sus pezones duros chocan con mi pecho.

—De acuerdo—trago con dificultad.

—Lo escucharás—pasa su lengua por mi cuello sacándome un gruñido.

—Lo escucharé.

—Y solucionarán cualquier malentendido. Él te quiere.

—Hazal...

Me quedo a medio decir cuando me la aprieta aún más.

—Y solucionarán cualquier malentendido. Él te quiere—repite entre dientes.

—Joder, bien, está bien, lo solucionaremos. Carajo, para ya-pido exitado.

Estoy fuera de mí. No puedo pensar. Mueve su mano de una manera que termina por provocarme una erección y ella sonríe conforme, contra mi piel.

En un abrir y cerrar de ojos, ya lo estamos haciendo.

Ambos.

Ella y yo. Mutuamente, y carajo....en la vida he tenido tantos orgasmos, y dudo que Hazal también.

De pronto, estamos lejos del agua, en el suelo, ella recostada arriba mío, y mi espalda apoyada contra la fría pared. Su respiración me calma, borra toda la mierda que puedo cargar encima.

Yo acaricio su espalda, y cierro mis ojos, guardando este momento, como otros de los mejores de mi vida.

Serkan ✅ (# 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora