Capítulo 40

128 8 0
                                    

Serkan.


—¿Te sientes mejor?

La miro con una sonrisa. Todavía intentamos recuperar el aire. Nuestros pechos suben y bajan y me duelen las piernas.

—Necesito un respiro—digo encorbándome en mi lugar con las manos en mis rodillas.

—No lo puedo creer—ríe—. Te falta actividad física.

—Creeme, preciosa, entre salir a correr, y quemar calorías contigo desnuda y mi amiguito dentro tuyo, me quedo con lo segundo.

—Jesus—cubre su boca con ambas manos y veo como su cuerpo hace espamos ante la risa—. Mira que he visto a hombres más grandes que tú, que tienen un cuerpo de puta madre, y....

—No puedes compararme con Chris Evans.

—Él es uno de los ochocientos a los que me refiero. Tú tienes treinta y tres años y....

—Chts—cubro su boca y miro hacia todos lados.

<<Como si lo que acabara de decir, fuese un delito>>

Ni me lo recuerdes.

Quito la mano de su boca.

—¿Tienes algun problema con tu edad?

—Aunque estoy bien, prefiero mantenerme joven y así seguir gustándote.

—Serkan, tú podrás tener todas las arrugas del mundo y aún así me parecerás perfecto.

<<Demonios, y ahora no está anestesiada>>

—Cómo le dije a Daxen, el físico no importa, al menos a mí no me importa.

—Si estuviéramos en un lugar con muchísima menos gente, juro que te llevaría al servicio y así aparciguar mi molestia.

Ella ríe abiertamente.

—Tanto tiempo contigo, me llevó conocer que no eres el inocente romántico, como me hacías creer.

—Tengo mis momentos.

—Y ahora está el moja bragas.

—¿El moja qué?

Veo como palidece y sus ojos se abren de par en par.

—Nada.

—Por Dios—rio inevitable, pero más bajito—¿Así me dices?

Niega, todavía nerviosa y muerde sus labios.

—Ya...claro—sonrojada, intenta caminar, pero la tomo del brazo—Me alegra generar eso en ti.

—Morboso.

—Tú también tienes efecto en mí. Es como si me dominaras con tu maldita presencia.

—¿No es eso bueno?

Solo sonrío y la beso. Junto nuestros labios, pero nada de exageraciones, necesidad, no se me olvida dónde estamos.

—Es perfecto. Porque eres la única mujer en el mundo con el poder suficiente para manejarme. Y a veces es una mierda.

—Bueno—deja otro—, estamos a mano.
no puedes salir a correr. ¿Con qué vas a salir ahora? ¿Con que te duele la espalda?

—De hecho sí, muchísimo, aquí abajo—me recompongo mostrando con mi mano la parte baja de mi espalda—. Necesito que me cures.

—¿Y cómo se cura eso?

—Nosotros dos desnudos y....

—¿Sabes que? Cállate—extiende la palma de su mano haciéndome seña—, no quiero saberlo. Y no me importa lo que me digas, vas a seguir haciendo esto conmigo todas las mañanas. Tengo entendido que estás bien, no tienes ningún problema en los pulmones, ningún problema en el corazón. Lo único que te falta son ganas de salir a correr, y eso es lo que estamos haciendo. Y es lo que haremos todas las mañanas.

Serkan ✅ (# 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora