Capítulo 21

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Serkan



A la mañana siguiente me levanto encontrándome con la cama vacía a mi lado.

Me visto y salgo.

A medida que bajo las escaleras, son más claras las  voces que habitan en la cocina.

Cuando entro, me encuentro a Elvira saliendo justo al lavadero. Aiden en los brazos de Hazal, y esta última abrazando a mi hijo mayor.

Con alegría me acerco a ella, dejándole un beso en los labios.

—Fuchi—se queja el de pelo dorado.

Ambos sonreímos y esta vez es Hazal quien me deja un casto beso en el mentón.

—¿Estás listo?—le pregunta al niño.

—Sí, solo debo cepillar mis dientes.

—Pues anda ya.

Corre al servicio y me mira

—Ayer fue el juicio—comento.

—¿Ganaron?

<<Ojalá>>

—Nos quedan dos audiencias y ya. Pero juro que están undiendose por falta de fundamentos.

—Entonces lo harán.

Sonrío, es algo que quiero realmente.


Estoy mirando la chimenea. Ella se fue hace unos minutos y yo no dejo de darle vueltas a las palabras de Hazal ayer. Algo oculta, Santiago es una de mis opciones, tal vez regresó y la está molestando. O sus padres.

¿Por qué no habla conmigo? Quiero ayudarla, puedo ayudarla.

<<Podrías matar a Santiago>>

No es algo que descarte. Pero aún no. Denunciarlo sería mejor.

<<Y que escape de la cárcel y todo fue en vano>>

Escucho sus pasos acercarse.

—Tenemos que hablar—le digo.

—¿Es serio?—se sienta a mi lado.

—Depende que tan grande sea tu mentira.

—¿Qué pasa?

Doy medio giro hasta quedar cara a cara con ella. Pero antes de que pueda decir algo, me besa.

—No—intento separarla, pero se aferra más.

—Déjame hacerlo y ya luego hablamos. De verdad—otro beso.

<<Hay tiempo para indagar, nunca viene mal esto>>

—Los condones están arriba.

—Tomo anticonceptivos, ¿recuerdas?

Eso es todo lo que necesito para empezar, sin embargo, apenas hago el amague de ver su cuerpo, ella me detiene.

—A mí.

—¿Qué?

—Que cuando lo hagamos quiero que me mires a mí, nada más. Solo mis ojos, mi cara, solo yo.

Hago lo mandado, pero no soy idiota, sé que me oculta algo. Y no me fue necesario verla para sentirla. Sentir rasguños, el dolor en sus pechos.

Hubo besos, estocadas, pero la tensión aún estaba ahí, la notaba.

Nuestros cuerpos se tensan y segundos después, percibo su liberación en conjunto con la mía.

Escondo mi cara en su clavícula y poco a poco nuestra respiración va volviendo a la normalidad.

Serkan ✅ (# 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora