Capítulo 12

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Serkan








—Le llega a pasar algo y te juro que no los ve más en su vida. Es más, haré que toda la custodia sea mía. Toda—digo a regañadientes.

Ya hicimos la denuncia. Corrección. El intento. Dado que se trata de la madre y que, según los vídeos registrados de la casa, mi hija no tuvo objeción.

Ya llevamos dos días sin ella ¡DOS PUTOS DÍAS!

Tal vez, el hecho de no comer y no estar durmiendo, es insano para mi organismo, pero no puede importarme menos cuando la vida de mi hija está en peligro. Si se hubiera por lo menos llevado las malditos medicamentos, quizá mi preocupación y amargura no sería tan grande, pero la muy irresponsable lo dejó todo se la llevó así sin más.

Alguien abre la puerta de mi despacho sin molestarse en golpearla, y los pasos apresurados, son cada vez más cercanos.

Como sé que es ella, directamente hablo sin voltear.

—Yo....—trago grueso sin desviar mi mirada de la ventana—yo quiero creer que mi niña está bien.

Se acerca a mí, hasta quedar al frente. Sus manos se posan en mis mejillas, pero yo no dejo de mirar el exterior.

—Que aquella señora sabe que.....que medicina debe tomar.

Junta nuestras frentes, y besa mis párpados húmedos. El hecho de que me dé cariño, de que me reconforte, acaba por romperme, ya que luego de dos días manteniéndome en pie, me desmorono y echo a llorar.

—Mi bebé....la extraño—gimoteo—. Quiero a mi hija conmigo, ¿Por qué fue así?—Me atrevo a mirarla con mis ojos aguados—¿Por qué no nos la devuelve? Me está matando, ¿es eso? ¿Me quiere hacer sufrir?—sollozo— porque lo consiguió. Ya entendí, compartiremos la custodia, no tengo problema. Pero necesito que me devuelva mi hija.

—Tranquilo—otro beso—, verás cómo la encontraremos.

Y ella no dice que todo va a estár bien, porque creo que al igual que yo, sabemos muy en el fondo, de que las cosas no estarán bien.


Llega lunes. Sexto día sin Lexie. Claramente me ausenté en el trabajo.

—Come, hijo—insisite Elvira —. De verdad no estás bien.

—No tengo hambre, yo.....

—¡Auxilio!—grita un guardia.

Elvira y yo salimos rápidamente de la cocina con la peor de nuestras ideas en la cabeza. Y es  entonces donde veo a Hazal inconsciente en los brazos de uno de mis hombres,  automáticamente me la entrega y yo empiezo a dar órdenes.

Tal como pedí, llamaron al médico y diez minutos después, él ya estaba revisándola.

—También se debe a demasiado estrés. Es bastante inusual dado su edad. Pero no imposible...

Él sigue hablando, y yo lo escucho atentamente. Las palabras claves se graban en mi cabeza.

Cuando termina de decirme lo que tenemos que hacer con ella, Elvira lo acompaña a la salida y yo me quedo con la de cabello oscuro.

Me voy con ella que sigue recostada en la cama, y al verla con sus ojos abiertos, viva y conmigo, indudablemente sonrío, pero es una sonrisa que ni siquiera llega a mis ojos, es leve, apenas, casi inexistente.

—¿Qué pasó? Dime por favor que no voy a morir.

—No, te has desmayado y debes hidratarte, no sé cómo lo hizo pero así es, midiendote la tensión se dió cuenta de que no tomas suficiente agua.

—De acuerdo—se sienta con intención de levantarse.

—No, ¿Qué haces?—la freno.

—No voy a quedarme sin hacer nada. Tomaré agua, ya, lo tengo. Vamos, que soy el menor de los problemas aquí.

Llega a la puerta y voy detrás de ella. Antes de que pudiera irse, con una de mis manos la tomo de los brazos evitando que siguiera.

Ella se da vuelta y yo la atraigo hacia mí. Eleva su mirada y yo bajo un poco la cabeza y atrapa mis labios dejando sus manos en mis mejillas. Las mías permanecen en su cintura.

—Sé porque haces esto. Deja. De. Cuidarme—otro beso—, de verdad, Serkan. Hay que seguir estando atentos a las llamadas y demás, no podemos detenernos por un desmayo.

—Hipotensión.

—La encontraremos—dice sin separar nuestras frentes. Nos mirábamos directo a los ojos y sé que podía ver mi miedo.

—Lo sé—respondo bajito con un nudo en la garganta.

—No estamos solos en esto, tenemos hasta la alerta Amber activa, la encontraremos.

Me da un último beso, pequeño, cuando la puerta es abierta brutalmente haciendo que mire adelante.

Elvira está llorando.

Llorando.

Lágrimas.

No.

Ella niega sin decir nada y lo entendí todo.

En menos de nada, Hazal y yo estamos saliendo de la casa con un nudo en la garganta.

No, por favor, mi bebé no.































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Serkan ✅ (# 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora