Capítulo 38

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Serkan.

—¡Mierda, Chanel! ¿Acaso quieres matarme?—llevo una mano a mi corazón luego de que me haya asustado.

—¡Lo siento! ¡Es que no puedo creerlo! Era hora de que hablaras con papá.

—Aún no lo he hecho.

—Pero gracias a Hazal, lo harás. ¡Hoy lo harás!

Bueno, no es como que tenía las re expectativas de que todo iría bien, pero al menos lo intentaría. No por mí, yo no tengo nada que hablar con ese hombre, sino por Hazal, ella lo merece.

—Bueno, debo irme.

—Espera, espera. Alto, alto, alto. Dime cómo te fue con el caso en el que estabas trabajando.

—Para la mierda, así que espero que tu padre tenga algo bueno para decírme, de lo contrario, me van a cagar el día.

—¿Sabes que en la vida vas a perder muchas veces?

—Pero creo que ya he perdido suficiente, como para perder cosas como estas.

—Diminutas a comparación de lo que pasamos todos. Así que no te estreses por esto, hay más gente la que vas a poder mandar a prisión.

—Sí, pero no sé cuántos que abusan de menores.

Y me pego la vuelta alejándome.

Sí, lo que a mí me jodía era que es la tercera vez que intentaba meterlos a ellos a la cárcel, pero nunca eran suficientes pruebas.

<<Reitero. Sí hay una en concreto>>

Sí, pero decir eso, significaría abrir aquella herida, y que todo el mundo se entere lo que me sucedió cuando era pequeño. Así que no, no voy a decir que yo fui una víctima de ellos, solo me quedaré con lo que tengo.

<<¿Sabes que estás haciendo las cosas mal? porque tranquilamente podrías ganar>>

O podría perder y que se sepa. Lo que me pasó a mí, fue hace años y yo no estoy enfocándome en hace más de veinte años. Yo me estoy enfocando en el presente, y en el pasado de hasta hace diez años. Lo mío fue mucho antes.

<<Pero te sigue doliendo>>

No voy a tener una conversación contigo, tengo que ir con mi padre, el cual tampoco sabe que quiero mandar a la cárcel a los dos hijos de puta que abusaron de mí. Porque si de mí dependiera, también la mandaría a mi madre, pero no puede porque ella ya está muerta.

Me subo al coche, el mío está roto, así que vamos con el segundo, este se usaba para los chicos. Y era el que manejaba Chandler.

—Vaya, ¿Tan mal estuvo la mañana?—pregunta él.

—Como no tienes idea.

—Lo imagino, tu cara lo dice todo, ¿ para dónde vamos?

Le doy la dirección y le cuento el motivo por el que voy allí. Otro más que se pone orgulloso ante mi decisión, pero ¿por qué? es solamente una maldita charla, solo vamos a aclarar malos entendidos, nada más, no es como que estamos firmando un acuerdo de paz.

Minutos después, estamos frente a esa cafetería.

Me parece un tanto extraño que haya una ambulancia frente a nosotros, pero a ver, obviamente mucha gente se descompone a diario.

Abro la puerta y salgo, y  a la misma vez que lo hago, la puerta de la cafetería se abre, dejando salir a dos paramédicos con una persona en la camilla. No me lleva mucho darme cuenta de que esa persona que estaban subiendo a la ambulancia, era mi padre.

Serkan ✅ (# 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora