CAPITULO 37

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24 de Septiembre, 2025.

Deimos.

Abro lo ojos sintiéndome desorientado, volteo lentamente encontrando el cuerpo de Halley a mi lado envuelta con las sábanas.

Hace una semana que salió del hospital y cumplí mi palabra de mantenerla encerrada en nuestra habitación, nuestra familia aún no sabe lo que nos dijo el doctor y a decir verdad aun me cuesta asimilar que son dos cachorros en el vientre de mi mujer.

Paso mi mano sobre su vientre y sonrió sintiendo mi pecho inflarse de orgullo, kale ronronea en mi interior mientras se mueve con emoción.

Rhea lo estuvo escondiendo muy bien, ni siquiera me dijo de los dos cachorros— lo escucho decir y ruedo los ojos divertido.

—Sus razones debió tener para no decirte lobo chismoso— murmuro haciéndolo gruñir.

—¿Disculpa?, yo no soy nada chismoso, solo no me gusta guardarme nada y soy demasiado generoso compartiendo noticias con las personas—

—Por eso mismo no te dijo nada Rhea, sabía que ibas a ser demasiado generoso diciéndole a los demás sobre los cachorros—

—Estamos hablando de mis hijos, es claro que esa información debería ser compartida con todo el mundo— lo escucho decir y niego divertido.

—No creo que digas eso cuando veas que todo el mundo la estén abrazando y tocándole el vientre a cada nada— menciono y gruñe en desaprobación haciéndome reír.

—Mejor no decimos nada y la mantenemos encerrada hasta que nazcan los cachorros— murmura y niego volviendo mi vista a mi mujer.

Lentamente salgo de la cama y sonrió al verla profundamente dormida, me acerco a ella dejándole un beso en sus labios, volteo comenzando a caminar hacia el baño con una toalla alrededor de mi cabeza.

Una vez en el baño, dejo que el agua caiga sobre mi cuerpo, el miedo sigue dentro de mí, y la solo idea de que esto sea un sueño me hace querer volverme loco, jamás en mi vida había sentido tanto miedo y el perderla a ella y a mis cachorros es algo que no soportaría.

Mis ojos se mantienen cerrados por otro rato más, siento unos pequeños brazos abrazándome por detrás y sonrío tomando sus manos y dejarlas en mi pecho mientras me volteo lentamente.

Sus ojos me miran con un brillo que me hace querer ponerle todo el mundo a sus pies sonríe al tenerme frente a frente, y bajo mis manos lentamente a su cintura tocándola lentamente

—Desperté y no te sentí en la cama, pensé que el no dejarme salir de la habitación sería una broma, ahora veo que no— murmura sin dejar de verme y sonrió dejando un pequeño beso en sus labios.

—Te dije que te quería solo para mí una semana entera y lo cumplí, además que no te vi quejándote todos estos días por tenerte encerrada, más bien parece que lo disfrutaste— menciono y la veo rodar los ojos con las mejillas coloradas.

—Eres un tonto, pero admito que extrañaba estar contigo a solas, necesitaba tenerte cercas de mi Deimos— menciona dejando besos en mi cuello y suspiro acercándola a mí.

Siento una de sus manos tocar mi miembro de arriba abajo y gruño al sentir tal movimiento, mi mano se mueve hacia su mentón logrando que me mire sus ojos me miren antes de acercar mi boca a la suya con un beso que nos pone a jadear a los dos.

Introduzco mi lengua en su boca haciendo una batalla entre los dos, lentamente me aleja de ella y la veo deslizarse hacia abajo quedando de rodillas frente a mí, toma mi erección con sus manos y sus ojos azules me miran antes de poner su boca alrededor de él, su lengua jugaba con mi miembro mientras lo chupaba con desespero, después de unos segundos comenzó a subir y bajar llevándome al límite, recibiendo mi esencia en su boca.

Una Omega Para Mi ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora