Nuestra (Sakura-Harén Inverso +18)

II

Sakura

- A partir de hoy dormirás en esta habitación - Miró el gran espacio que sera mi dormitorio, es tan amplio que podría parecer una casa dentro de una mansión, todo está pulcramente decorado con tonos suaves y femeninos, la cama es enorme y revestida con seda, puedo calcular que caberian unas ocho personas, tragó saliva imaginandome el por qué de su tamaño, y la rabia me inunda al pensar que piensan que quizás podrán tocarme.

Observó de reojo a Madara, tiene su largo cabello sujeto en una coleta, como todos los Uchiha se caracteriza por tener su cabello completamente negro y una piel blanca, no quiero admitirlo pero luce demasiado sexi, hoy no viste su habitual traje de negocios, está vez luce una camisa blanca de botones metida dentro de un pantalón negro de vestir que llega hasta sus estrechas caderas las mangas las tiene arremangadas dejando al descubierto unos antebrazos fuertes y venosos sin ninguna marca de tinta, caso contrario a Obito, el contorno de sus músculos se marca a través de aquella fina prenda pero finjo no darme cuenta, no les daré ningún motivo para burlarse de mí, camino por la habitación observando cada espacio y cada rincón de aquel lugar que pronto será mi prisión personal.

- Sakura - Pronuncia mi nombre con aquel tono ronco que me pone los vellos de punta, no entiendo por qué rayos tenían que ser tan atractivos, si hubieran sido feos, tal vez sería más fácil repudiarlos - Comenzarás tus estudios este lunes, en el librero están tus cosas y en aquel armario hay ropa y todo lo que necesites, también comenzarás a trabajar medio turno en la empresa, aquí no mantenemos a nadie y sobre todo no tenemos analfabetas.

No caigo en su provocación, me mira esperando alguna respuesta, quizás su mirada podría intimidar a cualquiera pero a mí no, he pasado demasiado como para que me deje amendrentar por unos ojos como los de él, así que optó por devolverle la mirada, ocultando cualquier emoción en mi rostro, no quita sus ojos de mi, esperando, retandome, jugando conmigo, para ver si muestro alguna reacción, pero quizás luego se da por vencido, murmura una maldición y sale dando un portazo, dejando en todo el lugar un aroma pinos y bosques que aspiro como si se me fuera la vida en ello.

Mi lazo vibra dentro de mí, esa cosa que habita en el mismo cuerpo que yo desde que nací y que me ha acompañado en los peores momentos de mi vida, hay tantas cosas que siento y todo es muy confuso y nuevo para mí, me siento en casa y a la vez no, dejo caer mi cuerpo en aquella enorme cama y joder si no es la cosa más suave en dónde he dormido, tiene un olor que me relaja y me recuerda al imbécil mayor, me aferró a la almohada y cierro mis ojos, pensando en aquellos dos hombres que ya no se parecen en nada a los niños que ví en aquella foto, el sueño me vence y lo último que viene a mi mente son aquellas palabras dichas por el otro tarado "No es el tipo de chica que hubiera deseado".

Itachi

Son aproximadamente las ocho de la noche, agrego más fuego a la chimenea para poder calentar su habitación, se que sonara como si fuera un acosador pero tengo casi cuatro horas mirándola dormir, la acomode en la cama, levantando su menudo cuerpo, ya que se habia quedado dormida en la orilla de la cama con los pies de fuera, se ve cansada por eso he tratado de dejarla dormir, aunque la comida que le traje hace horas ya se ha de haber enfriado, se que tiene hambre su estómago a sonado varias veces desde que estoy aquí, me acomodo cerca de ella, no pudiendo separar mis ojos de ella, tiene unos rasgos hermosos ocultos bajo el cansancio y la falta de una buena alimentación, sus labios tienen una linda forma de corazón, son tan llenos y de un rosa precioso.

- Mi Sakura, se que no querías huir de nosotros, pero dime ¿Por qué lo hiciste? - Acarició los mechones de su cabello, y aspiro su aroma a melocotones, joder, huele tan familiar, como si fuera un recuerdo lejano que ya había olvidado, paso los dedos por sus pomulos y la suavidad de su piel me sorprende, la escucho murmurar en sueños cosas inenteligibles, derrepente se queda quieta como si supiera que hay peligro a su alrededor, abre sus ojos que son de un verde impresionante y como un animal asustado se aleja hasta pegar su espalda contra el respaldo de la cama.