XXIX

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Madara

Miro de reojo a la mocosa, no ha dicho ninguna palabra, sigue mirando todo cuánto pasamos, no debería llevarla a la escuela pero luego de que Naruto la raptara no confío en nadie más que yo para protegerla.

- No tolerare ninguna mala calificación o reporte, más vale que seas aplicada y no nos dejes en vergüenza. - No me responde, se limita a mirarme e ignorarme. - ¿Me escuchaste Sakura?.

- Lo hice.

- ¿Y no tienes nada que decir?. - Suelta un suspiro exasperado y me cabrea saber que de alguna manera no le agradó en absoluto.

- ¿Madara, por qué te metes tanto conmigo?, se que huí se que por ese motivo me aborreces, se que soy el primer lazo central que huye de sus vínculos, y que eso te avergonzó con el consejo, pero ya supéralo, llevemos la fiesta en paz, ni con tus hermanos te metes tanto, y eso que ellos son mucho peor que yo.

Me quedo totalmente de piedra, por primera vez en mi vida, alguien me ha dejado sin palabras, ¿Pero que responder? Se que he sido un pésimo hermano mayor, lo reconozco, no he cuidado a mis hermanos como me pidieron mis padres, de hecho no me he preocupado en lo más mínimo por saber si están bien o si les pasa algo, ser el mejor en el consejo me ha absorbido por completo que siempre he dejado de lado a mi familia.

Obito, nunca me interese por saber que había pasado con él cuando lo tomaron preso, lo ví hecho pedazos, lo escuche llorar por las noches y ni aún así tuve el valor de ayudarlo, Sasuke, él se metió de lleno en el trabajó, se volvió frío y cínico igual que Itachi, sin embargo solo desde que están con ella han vuelto a reír, los más pequeños, nunca los he tomado en cuenta en nada, he oído que llevan una vida llena de libertinaje y jamás he intervenido, entonces con que calidad moral la juzgo a ella.

No le respondo nada, es más ni vuelvo a mirarla, antes de bajar del auto, me mira a los ojos y me sonrie, no es una sonrisa burlona, es una sonrisa calida y con una pizca de lastima, no espera a que la reprenda por mirarme así, sale corriendo y se encuentra con Karin que la abraza efusivamente y comienza a parlotear.

Obito

Estoy de pie frente al espejo, desde que ví a la pequeña víbora observarme hay algo que no deja de rondar por mi mente, ella me miró como si fuera algo hermoso, pero quizás es mi imaginación, porque cada que observó mis cicatrices, mi boca comienza a llenarse de agua con las náuseas, me repugno, no hay manera de que pueda ser agradable a la vista de nadie, sobre todo la de ella, y aunque así fuera, si se llegará a enterar de mi vida en ese lugar infernal, todo cambiaría.

- Obito Uchiha, dicen que tú y tus hermanos son una belleza tan rara. - Aquella mujer me mira de pies a cabeza con una sonrisa siniestra, se encuentra afilando un cuchillo y el sonido se vuelve constante y fastidioso, estoy atado a la pared sin ropa, no hay nada que pueda hacerme sentir más humillado en estos momentos. - Sabes tengo un don especial, uno que usaré contigo.

Se acerca y se para frente mí, la miro a sus ojos con toda la frustración que tengo guardada, unos ojos ámbar que no tienen fondo ni vida ni ninguna emoción me devuelven la mirada retandome.

- Haz lo que te de la gana - Murmuró, mi cuerpo ya ha sufrido demasiado, no creo que algo más pueda dañarme, pasa la punta afilada por mi rostro y me tenso, de todo el tiempo que tengo aquí me han golpeado entre varios rompiéndome las costillas, me han desnudado y encadenado, mis muñecas arden dónde la piel se a roto, me han insultado y escupido, pero hasta ahora no han tocado mi cara, supongo que esperando que llegara aquella mujer.

- Me encanta inflingir dolor Obito, veremos qué tanto resistes. - Supuse muchas cosas en ese momento, ¿Que daño podría hacerme una simple mujer?, Dudaba mucho que ella pudiera hacerme pasar un infierno peor del que me infringio Hanzo con sus secuaces, pero... Me equivoqué.

Corta mi piel con su cuchillo, primero en los hombros, ella sabía perfectamente dónde cortar sin matarme de alguna hemorragia en el proceso, me desmayó varias veces, y entre esas varias veces vuelvo en la conciencia para seguir viendo como con fuego cauterizaba las heridas dejándome estás horribles cicatrices, no le di el gusto de gritar, no hasta que comenzó a cortar mi cara.

- No que no gritarias princesito - Se escucha como corta la piel de mi rostro, grito de dolor, pero ella solo se ríe. - Solo lo haré de un lado, dejaré que vean lo que fuiste y lo que jamás volverás hacer - Pone sus manos en mi sienes y al instante siento mi cuerpo caliente, mi sexo cobra vida en una erección involuntaria y la veo sonreír con lascivia. - Este es mi don Obito, y lo voy a aprovechar muy bien contigo.

Suelta un poco las cadenas y caigo al suelo, la veo caminar por aquel lugar sucio y buscar un trapo, la miro con las lágrimas en mis ojos y el horror de lo que pretende hacer cobra sentido, me silencia la boca con aquel harapo y frente a mi baja sus pantalones quedando desnuda de la cintura para a bajo.

- No - Grito, pero de mi boca no salen las palabras, introduce mi pene en su sucia vagina y yo muero por dentro, ojalá luego de esa vez hubiera parado, pero no, venía cada maldita noche, cada jodida noche abusaba de mí y cada de esas noches deseaba mi muerte y se lo imploraba a la maldita mujer pero solo conseguía burlas y humillaciones.

- Eres hombre esto no debería ser una tortura para tí.

Sentía la rabia y la impotencia crecer dentro de mi como un fuego que se sale de control y crece hasta que se vuelve imposible de detener, jamás pensé que esto me sucedería a mí, el gran Obito Uchiha siendo abusado y ultrajado de miles de maneras, mi lazo salió y empezó a recibir el abuso por mí, me permitió refugiarme en mi mente mientras el era torturado por aquella mujer, cuando volvía en mi ella ya había terminado y se despedía de mi con un beso que me asqueaba pero no podía hacer nada, me había quedado vacío, roto, muerto por dentro, mis ojos siempre tenían lágrimas derramadas y no derramadas, ahí me di cuenta que Hanzo había logrado su cometido, me rompió, estaba totalmente hecho mierda, cuando lograron rescatarme de aquel horrible lugar pregunté por ella, solo supe que huyó y jamás volví a saber de Konan, pero eso no impidió que plagara mis pesadillas, ni si quiera el deseo por mi lazo me ha logrado hacer olvidar su toque, anhelo a Sakura, pero no estoy dispuesto a darle el poder a otra mujer de someterme y dañarme como lo hizo ese monstruo, jamás, así se me valla la vida en ello no me vinculare, jamás lo haré, prefiero morir antes, así de loco estoy.

La hare odiarme más, la haré creer que prefiero a otras mujeres aunque yo sepa que jamás dejaría que ninguna otra mujer me toque, Mei será mi aliada, siempre lo ha sido, siempre ante mis hermanos me ha ayudado a representar una imagen de mujeriego, cuando después de los abusos jamás toque a nadie más, lo siento Sakura, pero así debe ser.

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Nuestra (Sakura-Harén Inverso +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora