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Sakura

- ¿Por qué lloras? - Levanté la mirada y unos ojos azules me miraban con una mezcla de curiosidad y comprensión, era un niño como de mi edad vestido con unos arapos como lo que vestía cada niño de este orfanato, su cabello rubio estaba sucio y tenía manchas de tierra en su rostro, llevaba un peluche desgastado entre sus manos y un palito de madera, me había ido a esconder al ático tratando de ocultarme de los otros niños y de la señora Hotaru, pero al parecer no había hecho un buen trabajo.

- Que te importa - Susurré.

Acababa de llegar a ese horrible lugar, todo ahí olía a humedad y desolación, mi corazón se sentía lleno de dolor y soledad, pedía a un Dios que me llevará junto con mis padres, pero mis súplicas no eran escuchadas, la culpa me carcomía viva, saber que yo era la culpable de todo lo volvía aun peor, sentía como si un parásito se hubiera adherido a mi alma y la fuera consumiendo poco a poco, alimentándose de mis debilidades hasta volverme polvo.

- ¿Tu también no tienes papás? - Nuevamente lo miré, está vez con odio, quería que se largara y me dejara sola, quería sumirme en el dolor y la oscuridad, pero él al parecer por una tonta razón seguía ahí - Me llamo Naruto.

- ¿Por qué no puedes dejarme en paz?. - Suspiré.

- Por qué sé lo que se siente querer estar solo y al mismo tiempo no querer estarlo. - Volví a mirar sus ojos, tan azules como el mar, y algo en mi sintió que podía confiar en él.

- Soy Sakura - Conteste haciendo una mueca, el me sonrió y por primera vez trate de volver a sonreír.

- Espero que seamos buenos amigos. - Me tendió la mano.

No puedo decir en qué momento, o que circunstancias me hicieron llegar a quererlo, había un fuerte lazo entre nosotros, nada que ver con el lazo de parejas pero si un lazo de amor fraternal, corríamos por el orfanato jugando, aprendimos a cuidarnos mutuamente, a mentir para poder librar alguna golpiza de la señora Hotaru, a robar, cuando se nos antojaba algo de la alacena, teníamos nuestro lugar especial dónde pasábamos las noches mirando las estrellas, él me platicaba sus sueños, sus esperanzas y sobre todo me hablaba de su lazo.

- He tenido estos sueños sobre mi lazo Sakura, la he visto, es una chica rubia muy bella, si tan solo la vieras, muero por llegar al día en que la conozca al fin - En ese entonces teníamos trece años, habían sucedido muchos cambios en nuestros cuerpos, él se había vuelto un joven muy guapo, las chicas del orfanato estaban locas por él, cosa que a Naruto le parecía raro, no estaba acostumbrado a recibir tanta atención.

- Yo no conozco a los míos, pero tengo una foto - La busque en mi pantalón y la saqué, estaba tan maltratada y desgastada que ya no podían apreciarse muy bien los rostros, Naruto la tomo en sus manos y la ojeo por unos segundos.

- Sakura...

- ¿Sí?.

- Si ellos no te protegen como debe ser, quiero que me busques. - Sonreí con tristeza sabiendo que no podría ir con ellos aunque mi corazón lo deseara.

- ¿Piensas marcharte a caso? O, por qué hablas como si te estuvieras despidiendo.

- Sabes que cumplo los diecisiete antes que tú, así que deberé marcharme antes, pero, recuerda que siempre podrás contar conmigo para lo que sea, se que mi lazo lo entenderá. - Deje caer mi cabeza en su hombro y mire el firmamento estrellado, pensando en su futuro y en el mío.

Por ese tiempo, algunos miembros del famoso consejo llegaban por los jóvenes próximos a cumplir la mayoría de edad, para agregarlos a las filas de su ejército, muchos eran buenos amigos, otros chicos problemas que no extrañariamos, de todos ellos, sabíamos que nadie lograría vivir, todos los que se iban encontraban la muerte a manos de los que deberían habernos cuidado, pero por qué habríamos de importarles, para los del consejo éramos más que basura, sin nadie que peleara por nosotros, sin padres, sin conexiones o riquezas.

Nuestra (Sakura-Harén Inverso +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora