XXXV

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Sakura

"Estamos tan cerca de lo que hemos anhelado durante milenios"...

Me despierto con un dolor de cabeza horrible y un presentimiento de que mi lazo hizo algo más que dormir, muevo despacio los cuerpos dormidos de Shisui e Indra, no quiero que se despierten, se ven cansados, me sorprende mirar que Sasuke duerme en un sofá en una posición demasiado incomoda al igual que Itachi, sus rostros se ven llenos de paz, y tienen sus labios ligeramente abiertos, con suavidad depósito un beso en sus bocas, no se ha que hora habrán venido, pero mi lazo se siente muy complacido de tener a todos mis vinculados rodeandome, logró salir de puntillas tratando de evitar hacer algún ruido, tomo una bata de baño de los chicos y me la pongo sobre mi cuerpo desnudo, recuerdo a ver visto un botiquín en el despacho de Madara.

Mientras camino, paso por la habitación de Obito, mi lazo se agita pero lo suprimo, ya basta de que tenga el control, soy más fuerte que ella "Eso es lo que tú piensas mocosa" me responde pero la ignoró, Obito sale justo en ese horrible momento, no puedo evitar observarlo, aún no me ha visto, está despeinado y el sudor perla su cuerpo, solo lleva unos pantalones de chandal, se recuesta contra la pared y levanta la mirada al techo, su pecho sube y baja, casi como si le costará respirar, el aroma de Mei lo acompaña y siento la ira y el dolor de mi lazo empujar por salir, empuño mis manos y trato de soportar el dolor lo más que puedo, ¿Por qué que más puedo hacer? Él me ha rechazado, me acercó sin hacer ruido y lo toco por su hombro.

- ¿Estás bien? - Me atrevo a preguntar, sabiendo que probablemente me ganaré una buena pulla de su parte, él pega un respingo y me mira con los ojos inyectados en sangre.

- ¡Que diablos haces aquí! - Se gira y me acorrala contra la pared, la abertura de la bata se abre y revela mis piernas y quizás un poco más, él se da cuenta, traga saliva pero no aparta la mirada, sus ojos cambian una y otra vez de rojo a su habitual negro.

- Iba por unas pastillas al despacho de Madara - Trato de ser amable, estoy algo cansada de esta tonta rivalidad que ambos tenemos, no entiendo por qué aún no puede perdonarme, el aroma de Mei me está atormentando y tengo que usar hasta lo último de mi autocontrol para no llorar ahí mismo, no quiero que el sepa que me duele, pero quizás si lo sabe, hay un brillo diferente en sus ojos, como si se arrepintiera de tratarme como lo hace, pero rápidamente es sustituido por una mueca de desagrado, me suelta y murmura entre dientes que me largue si quiero vivir.

Debería quedarme y discutir que mierda le pasa, ¿A caso nunca podremos llevar la fiesta en paz? No entiende que nos queda muy poco tiempo juntos, suelto un suspiro cansado y lo dejo con sus demonios, yo tengo los míos y tengo que calmarlos antes de que intenten un asesinato, se que había dicho que jamás permitiría que me tocará, pero mi lazo se está revelando, y me ha hecho sentir empatía por él, no se por que, si ella sabe el motivo no me lo dirá.

Bajó las escaleras sintiendo su mirada profunda en mi espalda, quizás se ha de preguntar por qué no seguí ahí discutiendo con él, pero mi lazo me dijo que por ahora lo dejaría pasar, ella planea tenerlo y sabe que si continúa por el mismo camino nunca podrá.

Llegó hasta el despacho de Madara, la puerta está entreabierta y la luz de una de sus lámparas se filtra, me quedo quieta sin saber si avanzar o no, el reloj que está por la chimenea suena y doy un salto asustada, odio ponerme nerviosa, por qué se que el está ahí.

Tocó la puerta y paso sin esperar a que me de permiso, al entrar lo veo durmiendo en el sofá, tiene puesto su traje pero ya no carga el chaleco, únicamente su camisa blanca, tiene algunos botones abiertos dejando al descubierto su pecho cincelado, no tiene nada de vello, al igual que todos sus hermanos, en una de sus manos tiene un vaso con whisky a medio terminar.

Me acerco al estante donde está a lo que vine, trato de no hacer ruido para no despertarlo no se que dirá si me ve aquí y no quiero averiguarlo, le doy la espalda y me paro de puntas para alcanzar el jodido botiquín pero está demasiado alto, hasta que siento un cuerpo caliente pegado a mi espalda me quedo rígida sin saber que hacer, baja el botiquín sin problemas y me lo da para que lo tomé, tiene un olor amaderado y algo picante de su propio olor masculino mezclado con el olor a whisky.

- Sakura - Su voz ronca hace que los vellos de mi piel se erizen, me giró con dificultad quedando ambos frente a frente, sus ojos están vidriosos por el alcohol. - Tenerte tan cerca es una jodida tortura. - Se acerca a mi y yo retrocedo hasta topar con la pared, me siento acorralada y eso no me gusta, toma un mechon de mi cabello y se acerca para olerlo cierra los ojos y mi respiración se vuelve errática.

- Madara, ¿Podemos hacer las paces?. - Debo aprovechar de este momento en que se está mostrando vulnerable ante mí, si logro que el deje de ser hostil conmigo podré llegar al consejo.

Abre sus ojos y me mirá como si estuviera saliendo de un trance pero como si se resistiera a volver a la realidad, mirá mis labios y siento que se me seca la boca, "Mocosa, aprovecha su deseo por tí, hazlo tuyo de una vez" bloqueo a mi lazo por qué no permitiré que me siga manipulando, no quiero obligar a Madara a algo que probablemente no desea o quizás si, pero está borracho.

- ¿Sakura, puedo besarte? - Tragó saliva y asiento, por qué de alguna manera tenemos que avanzar, el tiempo que nos queda juntos es muy poco, ya que una vez que haya conseguido mi objetivo ellos me odiaran más de lo que lo hicieron al principio.

Me toma con delicadeza por el cuello y con su otra mano me toma por la cintura y me atrae hacia él, nuestros cuerpos están tan unidos, como siempre debieron estar, mi lazo baila de alegría al sentir el contacto de sus labios con mi piel, besa primero la comisura de mi boca y todo mi cuerpo entra en calor, lo tomo por su cuello y nos fundimos en un beso devastador, su lengua toca la mía y las chispas vuelan a nuestro alrededor, lentamente se separa de mí y nos miramos sorprendidos por el deseo que fluye en nuestra sangre.

- Sakura ya no puedo seguir luchando contra lo que siento por tí.

- Ya no lo hagas - Mi pecho sube y baja con rapidez, deseo tanto hacerlo mío, pero no es el momento, toma mi menton y lo eleva, nos miramos nuevamente y por primera vez me sonríe.

- Ya no lo haré - Sonreímos como idiotas pero mi felicidad no está completa, mi corazón me duele por lo que tendré que hacer llegado el momento, y está vez el dolor será peor que la primera vez que me aleje de ellos, por qué estoy conociendo la felicidad y no deseo perderla, pero lo haré y volveré a sumirme en la oscuridad.

Nuestra (Sakura-Harén Inverso +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora