Maximiliano había desconectado hacía mucho de lo que le estaba contando Miranda, algo sobre uno de sus magníficos viajes. Poco le interesaba. Suspiraba a la vez que miraba los escaparates de las tiendas, se notaba que ya estaban en el barrio nuevo. De hecho, empezó a reconocer algunas tiendas. Estaban cerca. Se sintió aliviado no solo de llegar a tiempo, antes de que anocheciera, sino de que por fin se libraría de aquella joven que le tuvo prisionero del brazo toda la tarde y condenado a escuchar sus egocéntricas historias. Pensó en Agatha, era evidente de que se aburrió durante todo el paseo, ni siquiera hablaba ya. Las chicas la habían ignorado y dejado atrás. Él quiso hacer algo al respecto, pero Miranda apenas le dejaba hablar o girarse a verla.
A unas pocas calles de llegar. Miranda sacó un tema delicado.
· Y bueno, tú y Agatha... sois solo amigos, ¿no?
· S-sí. - tardó en responder unos segundos.
· ¡ah! Qué alivio... bueno, en realidad lo sabía.
· ¿Qué éramos amigos?
· No, de que no estáis comprometidos. Bueno, es algo obvio... digamos que a Agatha le falta madurar, ¿no crees?
Ese último comentario ofendió a Maximiliano que no dudó en zafarse del brazo de Miranda y alejarse de ella.
· Agatha es una persona increíble y... - Maximiliano se giró a ver a su amiga, pero no la encontró. - ¿Agatha?
...
· ¿Maxi? ¿Miranda? ¿Miraflor? ¿Micaela? - repitió una y otra vez la joven y asustada Agatha a la vez que andaba sin rumbo alguno.
Su cara expresaba miedo. Estaba aterrorizada. Habían pasado ya un cuarto de hora y no había encontrado a sus amigos.
Seguía andando. Intentaba ubicarse, pero le era imposible y más ahora sin casi luz solar. Agatha empezó a bloquearse, no sabía que hacer ni a dónde ir.
· ¿Maxi? - dijo de nuevo suplicando que su amigo apareciera de la nada.
Pero nada. Ella seguía andando sin sentido. Intentó localizar la tienda de moda, o al menos el barrio, pero ella apenas hizo caso a las modernas calles o escaparates de las lujosas tiendas que Miranda les enseñó.
No se atrevía a preguntar a los pocos viandantes que se encontraba. Es más, intentaba esquivarlos. Sentía miedo. Empezaba a tener algo de frío.
La luz de la luna y de las farolas se abrieron ante un oscuro cielo. Era de noche.
La joven muchacha intentó mantener la calma, pero sentía que a cada paso que daba, más se alejaba de la tienda de moda donde le esperaba su madrastra y Maxi.
Pensó qué hacer. Se le ocurrió una idea. La comisaría. Debía encontrar a algún policía, él sabría qué hacer.
Miró a su alrededor. La calle vacía. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
Pasaron horas desde que la joven se separó de sus amigos. Cada vez estaba más desesperada. No reconocía las calles. Estaba segura de que no había pasado por ahí en su vida.
Llegó una estrecha calle. En ella, había una especie de bodega en la que se oían gritos. De repente, de ella salió volando un hombre gordo mal vestido. Le había empujado otro que salió al segundo. Ambos presentaban signos de embriaguez, algo que Agatha jamás había visto. Empezaron a pelearse a puñetazos y patadas. Agatha estaba a tan solo unos metros, quedó paralizada antes la semejante escena que estaba presenciando.
Dos hombres salieron a animar la pelea con jarras de cerveza en las manos, al percatarse de la joven, su atención se centró en ella.
· Qué hace una niña como tú sola en un barrio como este.
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Agatha conoce a Maxi.
RomanceAgatha y Maxi, dos amigos aristocráticos cuyo amor traspasará los muros de la sociedad de principios de siglo 19.