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Cinco coches lujosísimos esperaban en la entrada de la mansión Rivera. Desde primera hora de la mañana se oía movimiento del personal, entre ellos, Agatha, que no había logrado dormir debido a la emoción, corría de un lado a otro de la casa con una sonrisa de oreja a oreja dibujado en su cara.

· ¿Nos vamos ya? ¿nos vamos ya?

· Noooo, señorita. Haga el favor de calmarse. - dijo algo impaciente la señora Sabadell mientras revisaba el equipaje.

· Tranquila Gloria. - dijo amablemente la señora Rivera. - Agatha.

· Dime. - se paró en seco la joven.

· ¿Has revisado que lo tengas todo?

· Sí, varias veces.

· ¿Llevas todos tus libros para leer en el viaje?

· Sí. Los quince.

· Que sean dieciséis. Te acuerdas de lo que hablamos ayer, ¿verdad?

· Sí. - dijo Agatha obediente y más calmada. - me portaré bien.

· Eso es. Ahora ve a por el libro que te queda.

La joven sonrió a su madrastra y corrió en dirección a la biblioteca.

· Válgame, Dios, dieciséis libros señora. ¿se puede saber por qué tantos?

La señora Rivera se giró a la confundida señora Sabadell. La sonrió dulcemente.

· Conozco a Agatha. La única manera de que no moleste a Maximiliano durante todo el viaje con su desbordada energía es haciéndola leer libros.

La tutora comprendió a la perfección lo que decía.

Agatha en la biblioteca buscó qué libro escoger. Se había leído la mayoría. No todos, los más antiguos le resultaban muy aburridos. Le costó decidirse entre muchos que tenía en mente. Volvió a ojear las estanterías. De repente, se encontró con una sorpresa. Un ejemplar antiguo de la novela de Moby Dick. Lo cogió sin pensarlo. Hacía mucho que no lo veía. Lo ojeó con cuidado y recordó todo lo que había causado uno de ellos en la casa de su amigo. No se lo pensó dos veces, iba a llevarse ese.

· MAXIIIIIIIIIIIIIIIIIII - corrió Agatha al verle.

· Buenos días, Agatha. - le costó guardar la compostura. Él también sentía mucha emoción por el viaje tan esperado.

Su amiga le había contado tantas historias sobre ese sitio, más todos los planes que había apuntado en una larga lista por hacer habían causado que incluso él no pudiera casi ni pegar ojo esa noche de las ganas que tenía.

· ¿estás emocionado? - preguntó cogiéndole las manos a la vez que le miraba a los ojos y acercaba su cara a la suya.

Él se percató de que estaba su padre cerca. Por lo que el joven se liberó de las manos de su amiga y dio un paso hacia atrás. Asintió con amabilidad, pero con algo de frialdad.

Agatha lo notó. Pero decidió ignorarlo ya que, al momento, escuchó a su tutora informar que estaba todo listo y que debían subir a los coches.

Iban cuatro coches. En el primero, los señores Rivera; en el segundo Agatha, Maximiliano y la señora Sabadell. En el tercero irían las hermanas Mozzi dejando el cuarto solo para equipaje.

El viaje empezó genial, o al menos para Agatha. Hablaba y hablaba con Maximiliano. Pero llegó un momento en el que la joven cayó en un profundo sueño, provocando un gran alivio a la señora Sabadell.

Agatha y Maximiliano estaban sentados juntos, en frente tenían a la tutora de esta.

Mientras Agatha dormía, el joven y la señora leían en silencio.

Agatha conoce a Maxi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora