-26-

72 8 0
                                        


Maximiliano y su hermana mayor Lorenza fueron invitados a comer al día siguiente a la gran mansión Rivera.

Mientras iban de camino Maximiliano se percató de la gran y exagerada bufanda de su hermana.

· ¿tienes tanto frío?

· Sí hermanito - sonrió.

El joven arqueó una ceja.

· Últimamente estás de muy buen humor, ¿no?

· ¿a qué te refieres? - dijo con una sonrisa boba en la cara.

· No sé. - concluyó el tema que poco le importaba. En todo caso era bueno que su hermana se divirtiera estos días que tuvo que haberse quedado 'cuidándolo'.

Una vez en casa de la familia Rivera. En la entrada les recibió un mayordomo que les ayudó a quitarse los abrigos.

Lorenza debajo de la gran bufanda tenía el cuello largo de su vestido. Poco típico en ella.

De repente llegó algo alterada la señora Sabadell con cara de preocupación.

· Señorito Maximiliano, qué bueno verle. ¿ha visto a la señorita Agatha?

El joven se alarmó.

· ¿le ha ocurrido algo a Agatha? - temió por la conversación con su abuela acerca del asunto ocurrido en su dormitorio.

· No... bueno, ayer tuvieron una fuerte conversación con la señora Cayetana en el almuerzo... al parecer habló sobre el supuesto matrimonio que tenían planeado contigo y ella. - la expresión de la tutora era de intranquilidad. - después de ello no salió de su dormitorio en lo quedó de día y ahora no la encuentro... me temo que a lo mejor no quiere presentarse al almuerzo de hoy...

Maximiliano no acabó de creer lo que había oído que corrió a buscar a su amiga. Tenía que hablar con ella.

En los jardines, nada.

En la biblioteca, nada.

En los establos, nada.

No lograba localizar a su amiga, y aunque todavía hubiera tiempo de sobra hasta el almuerzo quería primero hablar con ella del asunto.

Finalmente, se le ocurrió un último sitio donde probar a ver.

La cocina. Entró jadeando y al levantar la mirada halló a su amiga. Su cara lo decía todo. Ojos rojos, mejillas mojadas de lágrimas, nariz moqueada y labios rojos. Estaba llorando.

Se le rompió el corazón al verla. Sin pensarlo corrió a ella y la abrazó con todas sus fuerzas.

Sintió un ligero molestar en el ambiente que poco le importó.

Por otro lado, Agatha apenas reaccionó a aquel inesperado abrazo de su amigo. No entendía nada.

· ¿Maxi? - dijo con la voz un poco rota debido al moqueo de su nariz.

· Lo siento mucho Agatha. Sé que es duro, pero puedes estar segura de que si no quieres, no se dará... - dijo sin soltarla – te lo prometo...

· Maxi...

· Agatha... no dejaré que te hagan daño - dijo con voz algo rota de la preocupación.

· Maxi...

Finalmente, el joven la soltó y se encontró con su cara. Ella le miraba con incredulidad. Él se extrañó y frunció el ceño. Seguidamente, ella dirigió su mirada hacia la tabla de madera donde había cebolla cortada.

· ¿qué esto? - dijo al tiempo que se alejaba un poco de ella.

· Estoy cortando cebolla, pero la experiencia ha sido de todo menos agradable. He llorado muchísimo.

Agatha conoce a Maxi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora