· Vale, tengo otra. ¿primer beso?
Maximiliano miró hacia el cielo con cara de pensativo, entrecerró los ojos fingiendo recordar algo.
· Lo sabía. No has tenido todavía tu primer beso, no tienes por qué avergonzarte, no se lo diré a nadie...
· Sí he tenido mi primer beso – la interrumpió
· ¡¿cómo?! - le miró con cara de incrédulidad.
· Bianca Sabatini, 13 años.
A Agatha le brillaban los ojos.
· CUÉNTAMELO TODO
Maximiliano hizo un gesto con su mano para que se calmara.
· No hay mucho que contar. La conocí en una cena de año nuevo. Era la hija de un duque de Milán, nos caímos bien, y en el parque me besó. No la volví a ver más.
· ¿Te besó ella?
Él asintió.
· ¿ENSERIO? Wow... qué alucine... ¿no quieres volver a verla?
Maximiliano pensó por unos segundos y dijo:
· No.
· Vaya con don romántico.
· Ni pienso en ella, ni significó nada para mí ese beso.
· Vaya contigo...
· Oí que ya está comprometida con un lord de Sicilia.
Agatha hizo una mueca con su boca y levantó los hombros.
· Deberíamos volver. Va a oscurecer ya. - dijo el chico mientras se ponía de pie.
Estaban en mitad del bosque. En una pradera que habían encontrado.
· Oye Maxi
· Dime
· Es tu turno. Tienes que hacerme una pregunta
· Ah, bien. Te hago la misma. ¿has tenido tu primer beso ya?
La joven le sonrió y corrió mientras reía dejándole varios metros atrás.
Él no tardó en reaccionar y corrió tras ella.
Al día siguiente, los Rivera invitaron a los Mozzi a cenar. Como de costumbre, Agatha y Maxi no se separaron, jugaron, hicieron bromas a las hermanas mayores de Maxi, corrían de un lado al otro.
La madre de Maximiliano estaba muy contenta de ver a su hijo por fin ser niño y tener una verdadera amiga. Sin embargo, el padre de Agatha, de vez en cuando, dejaban caer sutiles comentarios insinuando una unión de matrimonio entre ellos dos. Eso la dejaba fría. Eran muy jóvenes todavía como para pensar en ello. Sus miradas no expresaban amor, sino amistad e inocencia. La madre era consciente de que con la edad de 14-15 años ya había matrimonios pactados, pero deseaba que su hijo no pasara por ello. Al ver a la madrastra de Agatha, sintió que ella pensaba lo mismo.
En mitad de la cena, los adultos hablaban de temas que a Agatha no podía aburrirle más. Se lanzaba miradas con Maxi a quién tenía delante. Sin embargo, ella notaba que él delante de su padre intentaba ser más correcto, por ello que Agatha no insistió. Se limitaba a comer. Lo único bueno era que la cena estaba riquísima, Margot había tenido la idea de pedir un menú italiano. Recordó a las cocineras correr de un lado al otro por la cocina, nerviosas por no saber si estaban a la altura de elaborar platos que desconocía y que pertenecía a otro país y cultura. Mañana las felicitaría pensó Agatha mientras se metía otro bocado a la boca.
· ... tenemos una casa en Marbella. Solíamos veranear ahí... - dijo el padre en mitad de la conversación.
Agatha alzó la cabeza con rapidez, tanto así que asustó a Maximiliano a quién tenía delante. La joven puso toda su atención a la conversación, tras muchos años, su padre había mencionado la casa a donde iban a veranear cuando era más pequeña. Tenían casas por toda España, pero esa sin duda era la favorita de la joven, de solo pensar en los muchos momentos felices que pasó allí se le llenaban los ojos de lágrimas. Sobre todo, porque recordaba a su difunta madre.
Margot, se percató la reacción de Agatha por lo que quiso intervenir.
· Esa casa que dices cariño... ¿la conozco?
· No querida, hace mucho que no vamos ahí
· Seguro que es maravillosa. Solía veranear en Marbella también cuando era joven. - hablando para toda la mesa – me encantaría conocerla querido.
El señor Alfonso, el padre de Agatha, se quedó un momento pensativo.
· Es una casa maravillosa. - e inmediatamente cambió de tema.
Margot se sintió algo decepcionada. Le hubiese hecho ilusión a Agatha.
Al terminar la cena, todos ya en sus aposentos. Mientras Margot terminaba de prepararse para irse a la cama, conversó con su marido del tema de la casa de marbella. Insistió en que les vendría bien unas vacaciones. Pero el padre de Agatha solo cedió a la proposición por motivos de trabajo, tenía tierras en esa zona a las que hacía mucho que no visitaba, y cuando Margot propuso invitar a Maximiliano para que él y Agatha se acercaran aún más.
Margot, no tenía ninguna intención de emparejar y muchos menos de casar a su hijastra tan joven. Sin embargo, era su único comodín para hacer que el padre acceda al viaje. Haría todo lo que pudiese con tal de hacer feliz a aquella joven inocente con la que no mantenía ninguna relación de sangre, pero a la que consideraba como su más preciada hija.

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Agatha conoce a Maxi.
RomanceAgatha y Maxi, dos amigos aristocráticos cuyo amor traspasará los muros de la sociedad de principios de siglo 19.