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Pasó una semana, dos días para que Maximiliano partiera a Inglaterra y comenzase la universidad.

Sin embargo, lejos de sentirse eufórico y emocionado por la nueva etapa que le esperaba, el joven italiano apenas comía y dormía, entró en una fase de depresión por todo lo sucedido con su amiga. Esperó y esperó a obtener noticias de ella, pero fue en vano.

Se había ido, su amiga se había ido, no sabía dónde ni tampoco en qué estado se encontraba, eso le frustraba aún más, estaba muy preocupado por ella.

Su madre y hermana mayor intentaron de mil formas ponerse en contacto con la señora Rivera pero no tuvieron éxito.

Esa misma mañana, recibieron una llamada, contestó la señora Mozzi con inquietud y al colgar se dirigió nerviosa a Maximiliano y le informó que los señores Rivera habían regresado.

Maximiliano no tardó ni un segundo en reaccionar y salir corriendo hacia la que había sido la casa de su amiga.

Preso de la ira entró como un caballo desbocado a la casa, y se dirigió a donde se encontraban los señores, apartó de malas maneras a un mayordomo que le quiso impedir el paso debido a su comportamiento tan nervioso, y una vez en la sala se encaró al señor Rivera sin pensárselo dos veces.

- qué has hecho con Agatha - dijo con tono muy enfadado - ¡dímelo! - gritó amenazante.

Margot rompió a llorar, ni siquiera se preocupó de evitar un enfrentamiento entre el joven y su marido.

Alfonso Rivera permaneció callado e hizo un gesto de rechazo a algunos de los empleados que estaban a punto de intervenir contra el muchacho.

Sin dejar de mirar a los ojos de Maximiliano dijo.

- Margot, déjanos solos - ordenó a su mujer.

- Alfonso te lo pido por favor...

- déjanos solos - insistió con tono más severo.

Maximiliano estaba al borde de un ataque, quería abalanzarse sobre el padre de su amiga que tanto daño le estaba hecho.

Una vez solos, el hombre se dirigió a una mesa de licores y se sirvió un vaso. Tomó un sorbo y lo volvió a mirar con gesto serio.

- entiendo que...

- dime dónde está Agatha

- Maxi...

- ¡No me llames Maxi! - gritó con desesperación.

El señor guardó la calma en todo momento.

- entiendo tu frustración, pero debes saber que hice lo mejor para Agatha - volvió a tomar otro sorbo y se digirió a una sofá donde se sentó - Agatha debe convertirse en lo que siempre fue su futuro, una buena mujer.

- qué has hecho con ella.

- ingresarla en una de las mejores instituciones para señoritas.

- ¿perdón? - el muchacho no daba crédito - ¿Agatha está en una escuela para convertirse en una mujer?

- en efecto - dijo con tono tranquilo.

- por qué.

- ya te lo he dicho, porque es su destino.

- tú le dijiste que podía ir a la universidad.

- pero me retracté - calló por un segundo - más bien, ella hizo darme cuenta de las cosas.

- qué descubriste...

- no es necesario que lo sepas

- ¡el libro! ¡qué ocurría con el maldito libro! - gritó impacientemente.

Agatha conoce a Maxi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora