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Los dos jóvenes entraron de nuevo a la gran casa. Dejaron los abrigos donde los encontraron sin que nadie sospechara de nada y se dirigieron al gran salón donde iba a dar comienzo al vals.

Los músicos tocaban con energía. El ambiente era inmejorable. Las jóvenes tímidas lanzaban miradas a los chicos en señal de que les pidan salir a bailar. Por otro lado, los chicos se avergonzaban y no sabían muy bien cómo actuar.

Algo que no se veía entre los adultos, que bailaban con naturalidad con quien sea. Tanto con sus respectivas parejas o las damas de conocidos afianzando así aún más su unión de intereses.

Agatha y Maxi se encontraban en un extremo de la sala. Ella miraba hacía todos lados con alegría y fascinación, le encantaba ver a las parejas bailar. Sin embargo, el tímido Maximiliano a pesar de intentar que no se notara su cara dejaba ver una expresión de incomodidad y vergüenza. Tomó otra copa de cava.

A Agatha le brillaban los ojos, lo cual sorprendió a su amigo, no esperaba que a ella le gustasen los bailes. Fue ahí cuando pensó en si debería sacarla a bailar.

· ¿Te gustan los bailes?

· Me encanta, es mi parte favorita de este tipo de galas. Me encanta observar las caras y los movimientos mientras bailan... - dijo sin dejar de mirar hacía todos lados con elegancia y fingiendo beber de una copa de cava que le había ofrecido su amigo. - además, comentar luego todo con Margot y la señora Sabadell es muy divertido. - dijo sonriendo.

Maximiliano asintió sin saber muy bien a qué se refería y tomó otro pequeño sorbo a su copa.

La joven entrecerró los ojos mirando a su amigo.

· Maxi... tú no conoces mucho a los aquí presentes, ¿verdad?

El italiano negó con la cabeza.

· Mis hermanas me informaron de las caras de la gente más importante. Y al comenzar la gala saludé a multitud de personas que vinieron curiosos a conocer a mi familia y poco más. No me he quedado con el nombre casi de ninguno.

· Bien, - dijo volviendo su mirada hacia la gala con una ligera sonrisa – aquella de ahí es Linda Comares – dijo señalando con la mirada hacía una joven con rizos negros - hija de dos importantes condes, pero que las malas lenguas dicen que están en la ruina y por ello le están buscando un buen marido con quien casarla.

Maximiliano miró a la joven y sintió algo de lástima por verla quieta esperando a que alguien la saca a bailar

· cerca de la ventana, ahí, la joven pelirroja con el lazo azul - interrumpió Agatha – es Antonia de las Flores, hija de duques, es hija única por lo que ella heredará toda la fortuna - Agatha miró a Maximiliano con picardía – sin duda una joya esperando a ser tomada ya que está soltera... - susurró a su amigo a la vez que sonreía con malicia.

Maximiliano entendió a la perfección las intenciones de su amiga. Le lanzó una mirada algo rencorosa con una ceja arqueada.

· No sé por qué, empiezo a pensar que me estás buscando pretendienta – Agatha se aguantó una carcajada, había sido descubierta, pero prosiguió.

· El grupo de señoritas de ahí - volvió a fijar su mirada en un punto - está formado por las hermanas Vargas, Maciá y las sobrinas del conde Olivares. - dijo con seriedad y suspiró - sin duda tienen una gran fortuna a sus espaldas, pero como personas dejan mucho qué desear, son engreídas, arrogantes, egoístas e insoportables. - tomó de su copa.

El italiano apartó la vista hacia su amiga y arqueó las cejas.

· ¿lo dices por algo en concreto? - preguntó el curioso amigo.

Agatha conoce a Maxi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora