· Lo siento Agatha, no sé en qué estaría pensado. Lo siento muchísimo - la voz rota de Maximiliano lo único que hacía era tensar la situación, era como si estuviera a punto de echarse a llorar.
· Ay... - dijo ella debido al dolor que sentía en su rodilla ensangrentada mientras se quedaba tumbada en el césped - Maxi...
· Agatha...
· Ha sido un placer conocerte... - y seguidamente hizo un gesto de morir a la vez que sacaba la lengua.
· ¡Deja de hacer estupideces! – le dijo su amigo enfadado y le dio un ligero toque en el brazo estando de rodillas a su lado. Ella se rió a carcajadas.
En su primera clase de montar en bicicleta, Agatha se había caído y se había hecho una herida en la rodilla.
· Lo siento mucho...
· Siéntelo por mi vestido... - dijo ella enseñando el gran agujero y las manchas que habían dejado en él la caída. Resopló - era de mis vestidos favoritos...
· Lo siento...
· Deja de decir lo siento o te tiro al río - amenazó la joven – no es tu culpa, yo decidí hacerlo - se incorporó del césped – venga, una vez más
· ¿no has tenido suficiente?
· No voy a irme de aquí sin antes saber montar en bici, aunque se me haga de noche
· No tienes por qué aprender hoy mismo, puedes hacerlo mañana o...
· Quién sabe dónde estaremos el día de mañana Maxi, debemos aprovechar el tiempo todo lo que podamos
Maxi cayó ante las palabras de su amiga, le hicieron pensar, era como si tuviesen un sentido oculto.
Ladeó la cabeza y suspiró.
· Eres una dramática.
· Y tú un lento, venga vamos, ayúdame a no caerme... - dijo montando de nuevo en su bicicleta.
Tras una docena de intentos posteriores, Agatha aprendió por fin a mantenerse en la bicicleta ella sola. Gritaba de emoción e ilusión. Maximiliano, sudoroso, arremangado y algo sucio de hierba y tierra, la miraba con orgullo y emocionado también, alzó los brazos en señal de victoria y los bajó rápidamente, no era nada propio de él hacer algo así, se dejó llevar por el momento, como muchas veces le pasaba estando con Agatha.
· Mañana no podremos vernos. Vamos a la ciudad para encargar mi traje para la boda.
Agatha sintió un pinchazo, casi se había olvidado de la boda y Enrique. Se limitó a asentir ligeramente mientras seguía caminando de regreso a casa con la mirada puesta en el suelo.
· Por qué no vienes. No creo que a mi madre le suponga ningún problema – la joven miró a su amigo algo sorprendida por la propuesta – incluso podrías mirar algún vestido... podría venir la señora Sabadell también claro... - al joven no se le daba bien proponer planes, pero quería que su amiga lo acompañase, podría ser divertido.
· Me parece bien, preguntaré - dijo Agatha con una leve sonrisa.
De camino a la ciudad, la joven miraba por la ventana del coche con los ojos muy abiertos.
· Hacía mucho que no venía - dijo emocionada
· Estoy seguro que Madrid es mucho más impresionante – Maximiliano miraba por su ventana de igual modo.
· Puede. Pero apenas iba un par de veces en todo el curso - hizo una mueca – las señoritas no deben ser víctimas de distracciones urbanas... - dijo con voz graciosa imitando a su estricta maestra.
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Agatha conoce a Maxi.
Любовные романыAgatha y Maxi, dos amigos aristocráticos cuyo amor traspasará los muros de la sociedad de principios de siglo 19.