Agatha.
La joven temblaba, sin embargo, no sentía frío. Solo tristeza y soledad. Tan solo eso le quedaba en su pequeño cuerpo.
Alzó la mirada y se encontró con la inmensidad de los océanos. La fuerte brisa le golpeaba la cara y apenas le dejaba abrir los ojos, con suerte podía mantenerse de pie y no caer al abismo que tenía a tan solo unos pocos centímetros de sus pies.
La joven yacía de pie al borde de uno de los tres acantilados, en camisón y con tan solo una fina capa envuelta en ella.
No tenía miedo.
Tan solo sentía tristeza.
- ¿m-mamá? - se dirigió al cielo con la voz rota.
Suspiró y una última vez bajó la mirada hacia el abismo, se estremeció y seguidamente volvió a ver el cielo oscuro de la noche, que poco a poco comenzaba a coger ligeros tonos anaranjados. Pronto amanecería.
volvió a suspirar mientras sus manos temblaban, a lo mejor algo de miedo sí que tenía.
Cerró los ojos y pensó en momentos felices de su vida.
Cuando conoció a Maximiliano.
Cuando Maximiliano le hizo galletas como perdón.
Cuando Maximiliano y ella encontraron la cascada.
Cuando Maximiliano bailó con ella en la gala de navidad.
Cuando Maximiliano le regaló una bicicleta y le enseñó a montar.
La joven sonrió levemente.
Cuando conoció a Alejandra.
Sus primeras miradas con intenciones.
Las largas noches hablando.
Sus risas.
Cuando se cogieron de las manos por primera vez.
El primer beso.
Varias lágrimas salían de sus ojos cerrados y corrían por sus pálidas mejillas. Finalmente, abrió con lentitud sus ojos, cogió aire y dejó que su tembloroso pie se acercara un poco más al precipicio.
Estaba muerta de miedo, pero pensó en la vida que le esperaba y no tenía otra opción.
Arrugó su cara al borde del llanto y con la voz rota dijo:
- lo siento.
Dio un leve movimiento hacia delante para dejarse caer y terminar su sufrimiento.
- NOOOOO
La joven sintió un fuerte golpe sobre ella. Cayó al suelo y sintió un gran peso encima suya. Acto seguido, oyó un fuerte llanto mientras sentía cómo temblaba. Por muy afónica que estuviera, podía reconocer aquella voz en cualquier otra parte.
Abrió los ojos lentamente.
- ¿M-maxi?
El peso que tenía encima se dejó caer a un lado agarrándola fuerte del brazo. Se incorporó a dura penas y logró por fin ver su cara.
Era Maxi.
Tenía el rostro desencajado rojo y mojado de tanto llorar. Jadeaba con rapidez. Sus ojos estaban llenos de miedo y tristeza.
- por qué... - apenas podía hablar - por qué... por qué Agatha por qué - agachó la cabeza.
- Oh Maxi... - rompió a llorar la joven mientras le abrazaba en sus brazos.
Este lloraba de igual modo y la presionó fuertemente sobre él.
- cómo se te ocurre - decía desesperado - cómo se te ocurre hacerme esto...
- l-lo siento maxi - seguí llorando entre sus brazos - lo siento...
- por qué has querido hacer esto Agatha...
- no tenía elección Maxi... no puedo vivir así - lloró desconsoladamente - siento haberte fallado, lo siento mucho.
Maximiliano se apartó para poder mirarla a los ojos.
- no lo sientas. N-no me importa Agatha, no me importa nada, solo quiero que tú seas feliz.
- así no lo seré Maxi - arrugó sus cejas en señal de pena - no puedo vivir una vida así, no puedo... - dejó caer su cabeza sobre el pecho del joven. Este se mantuvo callado unos segundos.
- te casarás conmigo - dijo de repente. Su amiga alzó la cabeza y le miró sin entender lo que había dicho. - Te casarás conmigo y así podremos irnos lejos de aquí, lejos de todo esto, de las miradas, de las reglas, de los protocolos...
- Maxi...
- Seremos marido y mujer para los ojos de los demás - la miraba sin una pisca de duda - y Agatha y Maxi para nosotros.
Agatha le miraba detenidamente asombrada de lo que decía.
- Maxi...
- será fácil que encuentre trabajo en cualquier sitio, y tú podrás estudiar y trabajar también.
- Maxi...
- Podemos irnos lejos de España, lejos de Europa, ambos sabemos idiomas y...
- ¡Maxi! - su amiga le miraba con una dulce y tierna sonrisa en su boca - eres el mejor amigo que cualquier podría desear - le acariciaba la cara - te quiero mucho, y por eso mismo jamás permitiría que renunciaras a tu vida por nadie y menos por mí - no perdió la sonrisa - por muy tentador que sea lo que dices, a ti te espera una gran vida por delante Maxi - las lágrimas volvían a sus ojos - no podría desearte menos - Maximiliano agachó la mirada triste - al igual que tu quieres lo mejor para mí, yo quiero lo mejor para ti - le intentó buscar la mirada.
Finalmente ella le abrazó con dulzura. Tras unos segundos en silencio, él habló.
- Agatha... - alzó la mira para verla - yo no me imagino una vida más feliz que estando junto a ti siendo como siempre hemos sido. Protegiéndonos el uno al otro, cumpliendo nuestras metas, estando el uno al lado del otro... - los ojos de Agatha brillaban escuchando a su amigo - no estoy renunciando a mi vida, estoy logrando una - le dijo con la mayor de las sinceridades.
La cara de Agatha comenzó a temblar, seguidamente rompió a llorar.
- oh Maxi - y ambos jóvenes se fundieron en un más que sincero y necesario abrazo.

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Agatha conoce a Maxi.
RomantizmAgatha y Maxi, dos amigos aristocráticos cuyo amor traspasará los muros de la sociedad de principios de siglo 19.