Maximiliano había regresado a la comisaría con esperanzas de recibir buenas noticias. No fue así. Eran ya las 4 de la mañana. El joven no dudó ni un minuto en volver a la calle en su busca, pero uno de los comisarios le paró y le ordenó que antes se tomara un café. Él obedeció con poca gana. Mientras se lo terminaba, llegó un policía corriendo. Maximiliano dejó el café de inmediato y se acercó.
· ¿la habéis encontrado?
· No señor, pero uno de nuestros agentes encontró esto tirado en el suelo. - enseñó una bolsa de tela con unas cuantas manzanas en su interior. - creemos que puedan ser de ella por lo que dijeron en el interrogatorio...
· ¡dónde lo habéis encontrado! - preguntó Maximiliano con los ojos llenos de lágrimas y con una expresión de desesperación.
· En la calle Faisán, en el barrio obrero.
· Eso dónde está. Tenemos que ir ahora mismo, eso era de Agatha.
· Cálmate chico, no podemos entrar a ese barrio tan fácilmente.
· ¡sois la policía!
· Necesitaremos refuerzos, diga a las patrullas que se reincorporen. - dijo el comisario al agente que tenía la bolsa de manzanas. - mira chico, te lo diré con claridad, ese barrio es peligroso, muy peligroso. - suspiró con desesperanza mientras miraba por la ventana. - recemos por la joven Agatha.
Elena soltaba carcajadas exageradas y ruidosas. María la miraba de reojo con cara de pesadez mientras fumaba.
· A ver niña, responde que no es tan difícil. Si no te gustan los niños, entonces te gustan las niñas, ¿no? - insistió con lo mismo.
Agatha permanecía quieta y sin apenas fuerzas para razonar nada. Aunque ya no pasara frío, el cansancio, el miedo y el hambre seguían apoderándose de su cuerpo impidiendo que funcionara con normalidad. Sin embargo, sabía que no era conveniente hacerlas perder la paciencia.
· Eh... yo... no sé.
· Huy. - dijo seria Elena.
· Qué pasa. - preguntó María.
· Como que qué pasa. Que no lo ha negado. - dijo Elena sorprendida. - la mocosa no ha negado que le gusten las niñas.
· ¿Pero no la vez que no puede ni razonar? Seguro que no sabe ni lo que has preguntado
Agatha apenas las escuchaba. Sentía que de un momento al otro se desmayaría.
· Niña, responde. ¿te gustan los niños?
· No...
· Entonces, te gustan las niñas - esta vez ambas compañeras de oficio miraron a Agatha expectantes por su respuesta.
· No sé...
Ambas señoras se miraron de inmediato.
· Wow.
· Virgen santa. Tenemos a una pecadora.
Agatha alzó la mirada, apenas procesaba qué estaba pasando. Ambas señoras la miraban con expresión de sorpresa.
· Niña, ¿tú sabes lo que estás diciendo? - dijo María con una mueca en la cara. - tu familia te matará como se enteren. No hay sitio para gente como tú en este mundo.
· Déjala anda, levanta la cara niña. - ordenó Elena algo más amable.
Agatha la miró.
· Dices que no sabes si te gustan las niñas. O sea que no lo niegas, pero estás segura de que los niños no, ¿verdad?

ESTÁS LEYENDO
Agatha conoce a Maxi.
RomanceAgatha y Maxi, dos amigos aristocráticos cuyo amor traspasará los muros de la sociedad de principios de siglo 19.