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El primero de marzo Justin pasó la mañana con su familia, como todos los años. Patricia le horneo un pastel la noche pasada con ayuda de Jeremy y su desayuno no había sido el más saludable; como en cualquier cumpleaños.

Por el medio día salió a la pista de Hockey a intentar algunos tiros. Había estado retomando su pasión y había dejado atrás aquella etapa del duelo que lo estaba tirando; la ira y la depresión. Ahora se podría decir que se encontraba más en una negociación.

Asistía a la pista de poco a poco cada semana. Sabía que asistir en su cumpleaños era un poco arriesgado, ya que sus visitas en la pista no siempre eran una reconciliación con amor, también había frustración, tristeza y enojo, pero aun así lo hizo.

Desde la primera vez que se encontró casualmente a Justin haciendo tiros de muñeca, Faith llegaba de la mano de Wayne, esperando siempre tener suerte para encontrar a Justin jugando como lo había hecho la primera vez. Aquel día, primero de marzo, no fue la excepción y llego con Wayne.

La rubia tenía ojeras bajo sus ojos y últimamente sus mejillas se apegaban a sus pómulos, dándole un aspecto más delgado y decaído.

Tenía sesión de terapia dos veces a la semana, los primeros días habían sido los mas difíciles, nunca había sentido progreso en alguna terapia, ni siquiera cuando Tod murió, pero esta se sentía diferente, por primera vez se sentía capaz de salir del hoyo en el que se encontraba.

En aquella primera semana no había salido de su departamento más que para la entrega de diplomas, incluso había faltado a la fiesta de graduación; prefirió quedarse en su departamento con Dakota, Sean, Marlo y Wayne haciendo cualquier tontería, como los viejos tiempos.

Justin había notado su ausencia en la fiesta y su humor había decaído, esperaba poder verla aquella noche y tenía la ilusión de por lo menos intercambiar miradas con ella antes de ya no poder verla constantemente. Pero Faith se las ingeniaba para pedirle a su padre que la dejase llevar a Wayne a sus practicas; aparte de pasar tiempo con su hermano, podía esperar con ilusión el poder observar al ojimiel sanar de a poco; eso le dibujaba siempre una sonrisa en el rostro.

—Mierda —musitó el ojimiel mientras fallaba un tiro complicado.

Faith se sentó en las gradas de hasta arriba, esperando que si cruzaba mirada con él, como todas las veces anteriores, no sintiera la presión de saludarla. La situación aun era un poco extraña.

Justin comenzó a patinar al rededor para practicar sus derrapes y velocidad, pero un movimiento en falso lo hizo caer en el hielo, provocando que la risa de Faith resonara dentro del alto y amplio lugar. Justin rápidamente reconoció esa risa tan familiar y alzó su mirada para encontrar a una Faith lejos arriba, con la nariz algo roja, un beanie en su cabeza y una chaqueta con sus pines favoritos.

El ceño de Justin estaba levemente fruncido pero al ver a la rubia burlándose de su caída, una sonrisa se asomo en sus labios. — ¡Calla, rubia! —gritó él desde el suelo, con un tono divertido.

—¡Eso fue genial, Bieber! —gritó de vuelta para levantarse de las gradas y bajar lentamente las escaleras hacia la reja de protección, nadie se tenia que enterar de lo que le diría a continuación. Justin se levanto con una sonrisa en los labios y patino hasta el extremo donde se había acercado Faith. Quedaron frente a frente; divididos por una reja. — Aún creo que eres el mejor. —susurra para los dos.

Las mejillas del chico se encienden tan rápido como un fosforo y aprieta sus labios formando una pequeña sonrisa, reprimiendo una verdaderamente grande. — Literalmente me acabo de caer y falle un tiro — se ríe un poco.— Aparte... —alza sus cejas mirándola— deja de ser una acosadora Faith Boehm, no es la primera vez que vienes a verme. —fastidia con una sonrisa entretenida.

Taboo |jb.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora