O49- Parte uno

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Los ojos de Justin se abrieron de par en par cuando sus oídos por fin escucharon la alarma de su teléfono.

No le dio tiempo de despabilar cuando sus ojos ya estaban mirando la hora en la parte superior de la pantalla.

9:40 hrs

—¡Mierda! —exclamó con coraje y enseguida dio un salto de la cama.

Camino por su habitación buscando sus Jeans y cualquier cosa que pudieran usar como playera, en realidad lo único que quería era llegar a tiempo antes de que Faith se fuera.

Por otro lado Faith se encontraba frente al autobús en el que partirían; pensaban ir en el taboomovil, pero al ser más días en carretera necesitaban aún más espacio.

—Por favor cuídense muchachos. —habló la madre de Dakota, dejando un pequeño movimiento de cruz en su hija. La madre de Dakota era realmente religiosa, aún así siempre había respetado las creencias de sus hijos.

—Estaremos en contacto —Informó Faith con una sonrisa, terminando de subir sus maletas junto con las de Marlo. — Serán muchos meses pero estaremos bien, lo prometemos.

—¡Diviértanse, súper estrellas! —ánimo Marcus, el padre de Marlo. — Nada de sexo sin protección.

—¡Por Dios, Marcus! —exclamó alterada, golpeando el brazo del señor.

—¡Oh, vamos, Morgan! —alegó sin prestarle mucha importancia. — No me hagas recordarte cuando viajamos a Ámsterdam y nos metimos en aquel burdel de mala muert...

—¡Suficiente, tonto! —la mujer puso su mano frente a su cara para evitar que él siguiera hablando. Negó con la cabeza y miró a sus hijos, los cuales amenazaban con soltar una carcajada, pero la mirada de mama era más severa.

Todos reían; de nuevo estaban presentes las mismas personas, Adam y Wayne, la madre de Dakota y sus hermanos, el padre de Marlo y en esta ocasión también el padre de Sean. Entre ellos también se encontraban Noah, Iker y Bess.

—¡Mamá, necesito saber dónde están las llaves de mi auto! —gritó Justin con desesperación mientras inspeccionaba de arriba a abajo la casa.

—Justin, donde las dejaste ayer, ahí deben de estar —contesto Pattie desde la cocina.

—¡Pero no se donde las dejé! —gimoteó desesperado, moviendo cada cojín en el sillón.

—Bueno, mi vida, si tú no sabes dónde están ¡Yo menos, Drew! —gruñó la pelirroja mientras volteaba a verlo con el ceño fruncido.

Entre cojines voladores y sudor el ojimiel encontró las llaves de su auto y se dispuso a caminar a la cocina para dejar un beso en la mejilla de su madre y salir corriendo hacia su coche.

9:50 hrs

—¡Es hora de subir, Taboo! —habló Jack mientras palmeaba la espalda de Adam. — Amigo, nos vemos pronto. —le sonrió. Gracias a la responsabilidad de Jack con la banda, Adam se había vuelto cercano a Jack, aparte de que compartían muchos gustos musicales y se llevaban muy bien.

Los chicos se despidieron de sus familiares entre besos y abrazos, Faith se enganchó del torso de su padre mientras su otra mano recibía la espalda de su hermano menor, formando así un abrazo de tres.

Los ojos de la rubia se movieron incontrolables por todo el lugar, esperando ver al ojimiel, quien le había prometido ir a despedirse.

—¡Carajo, por que no se mueven! —musitó Justin entre dientes mientras apretaba sus puños en el volante.

El tráfico era infernal y los minutos avanzaban cada vez más rápido. Justin miró su reloj de mano y golpeó el tablero del coche con ansiedad. Temía no poder llegar a tiempo para ella.

Taboo |jb.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora