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Cuarto día.



Justin abrió lento los ojos y los tallo mientras se levantaba.

Difícilmente había borrado aquella sonrisa por parte de Faith.

El cabello de Justin estaba alborotado y sus ojos algo incubados, se paró lento de la cama y se estiro. Con sólo un pantalón de pijama salió de su cuarto y se topo con una linda escena.

—¡Faith, sueltame! —grito Wayne riendo.

—No lo haré hasta que me des un enorme beso. —rezongo Faith con sus dedos aún en sus costillas moviéndose de forma que lograba Wayne soltara carcajadas.

Justin sonrió un poco y se cruzó de brazos, siempre había querido un hermano pequeño, sin embargo, Wayne era como uno.

Lo había visto crecer, lo había cuidado inimitables veces con Faith y cuando había comidas el pequeño siempre iba jugar con Justin.

Wayne se abrazo del cuello de su hermana mayor y beso su mejilla en total cinco veces pero con una dulzura que sólo tu misma sangre podría darte, de esos besos que le da una madre a su hijo cuando acaba de llegar al mundo, de esos besos que decían más que un te amo.

Justin se sintió algo mal, sin saber la razón.

Faith tomó con fuerza a su hermano que apenas le llegaba al pecho pero para tener 10 y ella 21 era una estatura alta, o quizá muy pequeña por parte de Faith.

—Buenos días —se atrevió a hablar Justin.

Los dos voltearon a ver al ojo miel, Faith sonrió leve pero Wayne salió corriendo a abrazarlo.

Era su ejemplo a seguir y Faith lo comprendía, después de todo sabía Justin no era del todo malo, es decir, llevaba 21 años conociéndolo, 10 cumpleaños compartidos, todos los años en la misma escuela y más de 50 viajes juntos, conocía muchas cosas buenas de Justin y sabía que cuando el se lo proponía podía llegar a ser un estúpido, al igual que Faith, pero los dos con una alma pura.

— Se hace tarde —sonrió Faith mientras acomodaba su cabello.

Justin la miro y extrañamente pensó que en pijama se veía totalmente adorable, contando que esta era rosa con pastelillos y Faith no era de esa clase de chicas que amaba los ponies, el rosa y la brillantina, se burlaba cuando las niñas decían que habían nacido con diamantina en ez de sangre y de las pequeñas que soñaban con ponies voladores.

Wayne acomodo su cabello y corrió al comedor, el ya estaba listo, su cabello estaba peinado y su ropa bien puesta, arreglada por Faith.

—deje tu cereal en la mesa, pequeño, iré a cambiarme —hablo ella y miro a Justin— igual ve a cambiarte, Justin, Debemos ir a la escuela por las boletas para ultimo semestre. —informo Faith. Ellos compartían incluso la carrera. Irónico.

El asintió y subieron juntos, obviamente a distancia muy marcada por parte de los dos.

Faith entro a su cuarto y se puso una playera negra que decían Shut up y unos shorts de mezclilla fajando se la playera en ellos y se puso unos botines negros.

Lavo su cara y cepillo un poco su bello cabello, soltó un bostezo tomando su celular y su bolso y corrió abajo.

Ahora ella sonreía con aquella escena.

Justin desayunaba con Wayne mientras los dos reían, Justin desacomodó el cabello del pequeño y el río alegre, siguieron desayunando su cereal cuando Faith miro la hora y decidió interrumpir.

Taboo |jb.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora