Capitulo 16. Y me acerco a tu boca.

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Pedri

No había dormido como debería, primero por estar pendiente de que ella descansara bien y segundo porque ni si quiera yo asimilaba la noticia, ¿cuando iba a ser consciente de que quería estar con Grecia? Mi miedo estaba en decírselo y perder la buena y bonita relación que estábamos enlazando, que por decir lo que sentía todo se fuera a la mierda, ya no me controlaba y no entiendo como ella no lo notaba, me desesperaba la situación, me desesperaba saber que algún día podría llegar a ser tarde y no quería pensar así pero era inevitable.

La morena no parecía descansar bien y ya era por la mañana, se había quejado varías veces esta noche pero era algo habitual en ella, la moví para levantarme yo y ni si quiera se inmuto. Salí y busqué el baño para hacer mis necesidades para después lavar mis manos y la cara, me miraba al espejo preguntándome que como Grecia podía estar tan tranquila, aunque sabía que en el momento que me fuera se rompería. Su padre se había ido a trabajar temprano y yo hoy tenia libre así que entre busque en la cocina para hacer un desayuno para los dos, mientras lo hacía solo pasaban pensamientos malos por mi cabeza y traté de observar cada rincón de la casa, el poco desorden que había estaba claro que era cosa de Grecia era su esencia, sobretodo cuando ayer entré a su habitación pude notarlo, también me fije en las fotos y en como reconocía a Grecia en alguna foto con sus labios apretados porque salía medio enfadada, a decir verdad Naila era igualita a su hermana pero en pequeño, sin embargo cuando estaba terminando de hacer el desayuno una tos descontrolada hizo que entrara en alerta y corriera hasta la habitación encontrándome a Grecia sofocada medio incorporada tratando de respirar.

—Hey, hey, respira —dije acudiendo a ella y golpeando su espalda mientras cogía el agua de la mesita— Grecia, vida mía, ¿me escuchas? —asintió cogiendo el agua y cuando terminó me la devolvió tumbándose de nuevo cansada—

—¿Que hora es?

—Van a ser las diez de la mañana, sigue durmiendo —dije sentándome a su lado mientras me aseguraba de que estuviera bien—

—¿Que estás haciendo?

—El desayuno, ¿quieres que te lo traiga a la cama o tienes fuerzas para levantarte?

—Me levantaré, pero tengo mucha calor.

—¿Tienes calor? —subí su pijama mostrándome el abdomen y pase la mano por el— Estás muy calentita Grecia.

—Dame los buenos días —me pidió y ahogue una risita—

—¿Los buenos días?

—Si, un besito —dijo señalando su mejilla y yo negué acudiendo a su abdomen dejando un beso suave y lento para mirar su cara, pude ver como se estremecía y sorprendía a la vez, cuando volvió la mirada a mi se sonrojo y volví dejando muchos besos por todo su abdomen mientras la notaba sofocarse—

—¿Se dice bon dia no? —dije colocándome encima de ella sin dejar caer mi peso para no hacerla daño y subiendo hasta su cara—

—Bon dia, si —ella abrazo mi cuello rodeándolo para bajar a mi espalda desnuda mientras yo seguía dándole los buenos días, ella sacaba mi lado tierno, el lado cursi que todos tenemos y nos da vergüenza enseñar, pues ese— Pedri...

—¿Que pasa? —dije frenándome a varios centímetros de su boca—

—¿Como se siente estar enamorado? —sonrío nervioso por su pregunta—

—¿Porque? ¿Te gusta alguien?

—Si, pero...—confuso corto lo que va a decir—

—¿Quien te gusta?

—Dime, dime cómo se siente.

—Sentirse enamorado es notar esas mariposas que todo el mundo dice que vuelan por tu estómago pero que más bien se siente como un cosquilleo, cuando quieres estar con esa persona todo el tiempo y a ratos te pone nerviosa.

Nankurunaisa - Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora