Capitulo 31. ¿Un muac?

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Pedri

—Ayer cuando acompañe a Grecia a pagar lo de la natación de Naila me dio esto para ti —dijo mi hermano y observe su mano donde colgaban unas llaves—

—¿Que es eso? Y no me digas "unas llaves" que lo deduzco solito.

—Su padre le ha dado permiso para dártelas, en caso de urgencia o qué pasará algo —agarre las llaves—

—Genial —dije levantándome del sofá— pues vamos a ir a ver porque no me da señal su móvil y no me coge las llamadas.

—Dijo urgencia —me dice Fer frenándome con su mano en mi pecho—

—Esto es una urgencia.

—¡Está en clase!

—Ah, es verdad —dije sentándome de nuevo—

—Quizás su móvil ha muerto después de lo de ayer.

—Si, es muy posible.

—¿Y si le compras uno?

—Yo quiero comprarle uno pero no lo va a querer.

—También la entiendo, para que luego la llamen mantenida...

—¿Y quien cojones llama a mi novia así? Nadie, no tienen ni idea.

—Digo que la gente muchas veces habla, ya sean los del alrededor o cuando la prensa quiera meterse más en el asunto.

—Me comen los huevos.

—Pero piensa en ella.

—Grecia se sabe defender y cuando no lo hace es por no perjudicar mi imagen.

—Ya, eso es verdad.

Y esa fue la charla matutina con Fer, mi hermano estaba raro de cojones, notaba que me quería decir algo pero no sabía cómo y me agobiaba la situación.

Coloqué las llaves de casa de Grecia en la arandela con el resto de llaves que llevaba diariamente y sonreí, todo iba genial con Grecia y estaba muy contento.

Los pasos de Alma acudiendo a mi me desconcentraron, seguía sentado en el sofá.

—¿Que haces? —me dijo de pie—

—Hola Almita, ¿qué escondes?

—¿Te acuerdas que te dije que te iba a traer un regalo?

—Si.

Sonreí porque escondía algo tras sus manos, el regalo que dijo que me iba a traer.

—A ver en verdad lo que traía de Tegueste es una tontería pero sé que hay algo que también te haría ilusión —saco el envoltorio y se sentó a mi lado— toma, es para ti.

—No hacía falta nada Alma.

—Hombre tú me ofreces tu casa no puedo no darte nada.

—¿Y que es?

—Pues ábrelo.

Lo abrí con cuidado para primero encontrarme con un marco de fotos y nosotros en una foto sonrientes, recuerdo que por ese entonces estábamos juntos y los dos nos pusimos esa foto de perfil de Whatsapp como si fuéramos a durar o a dar algún paso más que dos besos tontos.

—Cuando aún llevabas flequillo —le dije—

—Horroroso —dijo ella—

—Pero si estabas guapa.

—Que va, venga abre lo otro.

Retire el marco para encontrarme debajo una caja que pude intuir lo que era al ver la marca, efectivamente un reloj nuevo.

Nankurunaisa - Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora