Capitulo 33. Eres obediente.

6.4K 219 69
                                    

Grecia

Si bien había conseguido quedarme dormida poco después Pedri rompió mi sueño, noté un puñetazo en su lado de la cama, sorprendida abrí los ojos sin saber si estaba soñando y vi como caminaba ansioso hasta pararse frente a la ventana que no habíamos cerrado en cuanto a la persiana esa noche.

—Puta mierda —murmuró bajando la vista a sus manos—

Salí de la cama con cuidado de la oscuridad de la noche y me acerque a él despacio.

—Pedri...

—Aléjate Grecia.

Hice lo que me pidió, retrocedí unos pasos viendo como cerraba y abría sus puños en cuestión de rabia, froté mis ojos y bostecé con sueño dándome cuenta así de que al retirar mis manos de los ojos él tenía la mirada centrada en mi.

—Vuelve a la cama.

Volvió la vista a la ventana y salí en silencio de la habitación para ir en busca de Fer. Entre en la habitación del mayor quien dormía y me acerque a él meneándole.

—Fer, despierta.

—Mm.

—¡Fer! —levante un poco la voz—

—¿Qué? ¿Qué? —dijo abriendo los ojos por fin— ¿Que pasa Grecia? ¿Te encuentras bien?

—Es que Pedri está como un poco agresivo —confesé—

—Joder...—dijo levantándose al instante—

—Lo siento por despertarte pero no sé qué hacer.

—No pasa nada.

Salimos de la habitación los dos para en cuestión de segundos llegar a la de Pedri, sigue igual solo que con sus manos sobre su cintura, me quedo a unos pasos de él a la vez que Fer se acerca a él.

—¿Que pasa? —dice Fer a su lado—

—¿Y a ti qué?

—¿Porque no duermes?

—No puedo.

—Grecia acuéstate —dijo girándose Fer a mí para luego volver a hablar con su hermano— y tú tómate una pastilla.

—No me da la gana.

—Vamos Pedri es tarde —dice Fer colocando una mano en su nuca para ver como Pedri reacciona apartándola de golpe—

—Que no me toques...

Fer se separó y Pedri tragó saliva volviendo la vista para observar las vistas de fuera, caminé hacia él y pose mi mano sobre su brazo para bajar despacio hasta su mano entrelazándola a la mía, la diferencia es que esta vez aplico mucha fuerza nervioso.

—Me vas a hacer daño...—dije riendo en tono bajo a la vez que el giraba su vista rápido a mi frunciendo el ceño sin entenderme, baje mi vista a nuestras manos para que entendiera y sentí alivio cuando dejo de apretar— así mejor.

—Si.

—¿Vamos a la cama? —pregunté—

—Ves tú —negué—

—Quiero contigo —expliqué—

—Mañana tienes entreno —dijo Fer y Pedri volteo a verle—

—Ves a la cama Grecia ahora voy yo —dijo de nuevo y suspire—

—Jope Pedri —hice una mueca—

—Voy a hacer una llamada y enseguida estoy contigo —asentí— Fer sal, estoy bien.

Nankurunaisa - Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora