Capitulo 21. ¿Que impide lo nuestro?

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Grecia

Pedri venía a por mi y yo me había puesto la ropa más bonita para la ocasión, las chicas sabían que algo pasaba decían que estaba muy contenta y arreglada para un día de clases normal así que se lo acabe contando y se alegraron por mi, eran mis mejores amigas y siempre nos contábamos todo antes o después pero sabíamos casi siempre todo, antes de salir me fui al baño y me retoqué el rímel y me eche colonia, quería estar bien para él y tenía muchas ganas de verle, nunca me maquillaba solo cuando salía de fiesta y creo que él se daría cuenta pero es que la situación lo merecía, salí en busca del coche de su hermano e intenté caminar bien separándome de Sofi cuando lo encontré, justo cuando llegaba bajo la ventanilla algo y pude ver como llevaba capucha.

—¿Es esta chica tan guapa la que se va a venir conmigo a tomar unas buenas tapas canarias? —dijo cuando llegue y sonreí abriendo la puerta—

—Otra no hay, ni habrá —dije tajante pero sin dejar de sonreír metiéndome en el coche—

—Mi vida...

Estaba cogiendo mi cinturón cuando dijo eso y se acerco a mi, tampoco pensaba alejarme pero que me llamase así tan dulcemente tras la capucha que llevaba hizo que el mundo se me parase allá mismo y mi corazón latiera tan fuerte y rápido que creía que él lo iba a notar, sus ojos marrones no se despegaron de mi cuando sentí su mano encima de la mía para terminarme de poner el mi cinturón y fue irresistible que me mordiera los labios haciendo que él bajara la mirada a ellos y llevara su mano ahora a mi cintura con fuerza para acercarme a él y volver la vista a mis ojos antes de rozar nuestros labios para después abrirse espacio y besarme en condiciones, lo había echado de menos lo reconozco, así que me dejé besar y dejé que su lengua se introdujera en mi para disfrutar de su saliva, me vi atacada por la falta de respiración y creo que él lo noto cuando le costó pero separó nuestros labios, sonreí avergonzada porque no era capaz ni de dar un beso en condiciones y plantó un beso sonoro en forma de pico en mis labios haciendo que riera y se lo devolviera, comenzando yo así un ataque de besos repartidos por su cara mientras él no paraba de hacer ruiditos del gusto como un niño pequeño.

—¿Que tal las clases? —pregunto posando sus manos en mis mejillas y dejé un beso rápido en sus labios—

—Bien.

—¿Como has pasado el día? ¿Te ha dolido algo? —volví a dejar otro beso en sus labios asintiendo— ¿Si? ¿El que?

—El corazón.

—Ajá.

—Del ansia que tenía por verte hoy.

Río cerca mía y atacó mis labios de nuevo, creo que ninguno habíamos tocado el tema porque así estábamos bien haciendo las cosas cuando nos nacían pero sin presiones y obligaciones, yo me sentía muy bien pero otras veces no sabía si esto nos llevaría a ninguna parte o no, yo lo dejaba fluir porque tampoco sabía lo que me iba a traer mi enfermedad y no quería llevarlo a él conmigo arrastras, pero lo quería y él también a mi, me lo había demostrado de mil formas distintas, saboreé sus labios deleitándome hasta que nos volvimos a separar.

—Pues ya me estás viendo.

—Me encanta como te queda la capucha.

—Si ya, ¿que pasa tengo más pinta de malo o que? —dijo mirando al frente y cruzándose de brazos—

—Hombre a mi eso me pone muchísimo —dije picándolo y enseguida giró la mirada de golpe—

—¡Grecia! Joder pero si aún me acuerdo cuando te daba vergüenza decirme como te llamabas y ahora me sales con estas.

—Ay cállate bobo.

—Si ahora cállate, ¡no puedes decirme eso cuando tengo que conducir! —dijo moviendo las manos exageradamente y reí ante su actitud—

Nankurunaisa - Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora