Capitulo 24. Vas a ser mía Grecia.

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Pedri

En la madrugada sentí a Grecia removerse y me di la vuelta buscándola, con ella nunca se dormía del tirón y ya lo había aprendido, con mi mano busque su cuerpo y la noté encogida.

—Mm, me encuentro muy mal —llevé mi mano por debajo del pijama en busca de su abdomen trazando caricias para relajar el dolor—

—Intenta dormir —susurre apoyando mi cabeza en su almohada pegando mi cuerpo al suyo—

No sirvió, no hacía más que removerse, quejarse o encogerse del dolor, decían que la regla los primeros días dolía mucho y ella estando floja lo tendría peor.

—Te vas a tomar una pastilla, ¿vale? Voy a por ella y te hará efecto —dije despegándome de su cuerpo y solo emitió un leve quejido—

Baje arrastras bostezando con el sueño en el cuerpo y cogí la pastilla cuanto antes, en cuanto subí la morena me esperaba incorporada y le ofrecí la pastilla y el agua que tenía en la mesita, que rápido se tomo.

—Vas a estar bien, te lo prometo.

—Tengo hambre —dijo mirándome en la oscuridad cuando me tumbe—

—En unas horas desayunas.

—Voy a bajar a por algo tengo mucha hambre —dijo intentando salir de la cama y agarre su brazo a tiempo—

—No, ya bajo yo.

—Canario yo puedo.

—He dicho que bajo yo, tú a descansar.

—Pero ya has bajado una vez.

—Grecia —resople levantándome— me da igual, te hago un vaso de leche y unas cuantas galletas, ¿te apetece mi vida?

—Si.

—Pues ahora subo.

No me molestaba bajar otra vez, que tuviera hambre era buena señal aunque luego no desayunara porque ya lo había hecho, mientras el vaso se calentaba en el microondas saqué las galletas que le gustaban y cogí servilletas, una vez hecho todo subí haciendo el menor ruido posible y se lo di mientras ella lo cogía con cuidado.

—Toma vida.

—Gracias.

—Las que tienes —dije acostándome—

—¿No te molesta que coma en la cama?

—No, si se te cae se limpia y ya está.

—Vale.

Me acosté muriéndome de sueño y deje que ella comiera a su aire, mientras yo cerraba los ojos e intentaba descansar algo.

—Mañana cuando comamos...—la interrumpí—

—Ya es mañana.

—Bueno, dentro de unas largas horas cuando comamos con mis padres no tengas muy en cuenta a mi madre.

—Grecia te tengo en cuenta a ti y punto.

—Vale, descansa que si no me pongo a hablar y no paro.

—Termina y duerme morena.

Pude dormir y coger el sueño del todo cuando noté como dejaba el vaso y se acostaba a dormir.

(...)

Cuando a la mañana desperté Grecia no estaba en la cama y escuchaba música de fondo.

¿Eso era catalán?

Me levante para bajar las escaleras y conforme me acercaba podía oír no solo a Grecia si no que a mi hermano también cantando y pare en seco en las escaleras cuando los vi bailando delante del sofá frente a la televisión y Fer trataba de seguir los pasos de Grecia.

Nankurunaisa - Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora